Día del Orgullo LGBTQI+: las pantallas celebran la rebeldía, la lucha y las conquistas del colectivo
Edición Impresa | 28 de Junio de 2021 | 02:45

En la madrugada del 28 de junio de 1969, hace exactamente 52 años, la policía ingresó al bar Stonewall Inn de Greenwich Village, Nueva York: una redada más contra la comunidad LGBT neoyorkina, que sufría razzias cada semana en los recintos a los que acostumbraban ir, con total connivencia estatal. Aquella noche, sin embargo, el abuso policial encendió una mecha que ya no se apagaría jamás: siguieron noches de disturbios, que impulsarían la construcción de distintos colectivos y campos de acción y expresión de las disidencias sexuales. En conmemoración a aquellas noches de empoderamiento, se celebra hoy el Día Internacional del Orgullo LGBTQI+.
“Ese grupo de personas rompieron el siglo XX en pedazos”, afirma el Festival Asterisco, muestra ya tradicional de cine cuya nueva edición se puede ver en la plataforma Cont.Ar, gratis, hasta el miércoles. “Nuestro festival celebra esa rebelión y trata de continuarla. En esta edición de invierno del Festival, les ofrecemos una serie de proyecciones gratuitas que buscan vislumbrar distintos caminos para sublevarnos contra cualquier tipo de violencia que no nos deje vivir nuestros deseos sexuales y sociales”, lanzan desde el catálogo.
La edición online y gratuita muestra en Cont-Ar, por primera vez, “Sexo y revolución”, de Ernesto Ardito, un documental ensayístico que repasa las relaciones de la izquierda con la disidencia sexual a partir del Frente de Liberación Homosexual (FLH) y en los últimos 30 años en Argentina. Y entre los largometrajes que se estrenan, el Festival pone en pantalla “Forcone”, realizada por el patagónico radicado en La Plata Agustín Lostra: un montaje cinematográfico que sigue una conexión femenina que va desde Cruella de Vil a PJ Harvey, pasando por Graciela Borges y la misteriosa Ana Forcone, amiga de la familia del realizador. En una charla con Página/12, Lostra definió la película como un modo de hacer “exorcismos de la masculinidad” enhebrando personajes femeninos.
MÁS PANTALLAS
El Festival nació en 2014, en el marco de un momento de ebullición social en materia de derechos LGBTQI, pero donde la mirada disidente no estaba tan presente en las pantallas. Hoy, sin embargo, la representación de las distintas identidad sexuales ha aumentado notablemente su presencia en las producciones, incluso las realizadas desde el centro de la industria, como demuestra un rápido vistazo por, por ejemplo, la grilla de Netflix, donde se pueden ver series como “Feel Good”, “Big Mouth”, “Sex Education”, “Pose”, “Bonding”, “Please like me” y, claro, “Orange is the new black”, una de las primeras series de la plataforma.
Hasta el miércoles, se podrá ver gratis a través de Cont.Ar la selección de cintas del Festival Asterisco
Ha crecido también la cantidad de películas con temáticas LGBT, con varios clásicos modernos en pantalla, como “Call me by your name” y “Secreto en la montaña” (ambas en Netflix), o la poderosa “120 pulsaciones por minuto”, protagonizada por el argentino Nahuel Pérez Biscayart y sobre el grupo de jóvenes activistas Act Up, que luchó en los 90 por conseguir una mayor visibilidad e implicación del Gobierno y de las farmacéuticas en la lucha contra el sida (puede verse en Qubit). La pantalla de Google ofrece para alquilar otras cintas emblemáticas de la temática en el siglo XXI, como las oscarizadas “Moonlight” y “Dallas Buyers Club”, mientras que la cinta chilena nominada al Oscar “Una mujer fantástica”, de Sebastián Lelio, puede verse a través de Amazon Prime Video.
También el cine nacional ha sumado historias con personajes LGBT (“Las mil y una” y “El cazador”, dos películas recientes que pueden verse en Netflix, dan muestra de ello). Y la plataforma Mubi, en el marco del Mes del Orgullo, programó varias películas que retratan la naturaleza multifacética del cine LGBTQ+, entre las que se destacan “Shiva Baby”, de Emma Seligman, comedia oscura y lúdica sobre una joven bisexual que lucha con la tradición y la independencia en el transcurso de un Shiva de un día, basada en las propias experiencias de la directora como joven judía; y la versión remasterizada de “Happy Together”, clásico de Wong Kar Wai, filmado en Buenos Aires.
Hasta Disney ha comenzado a coquetear con incluir personajes gay en sus películas (y acaba de lanzar una serie de cortos sobre problemáticas ligadas a la inclusión, “Launchpad”, en Disney+): esta creciente representación de las identidades sexuales no normativas ha permitido que proyectos independientes con personajes LGBTQI+ hayan ganado tracción en las pantallas (Netflix, por ejemplo, ofrece varias de estas perlitas intimistas, como “Duck Butter”, “Girl” y “The half of it”), pero, sobre todo, comienzan a permitir que los personajes LGBT de series y películas dejen de aparecer como “disidencia”, como temática a problematizar, sino que tengan una existencia orgánica en las narrativas. Desde ya, eso no implica, o no debería implicar, borrar las huellas de las luchas políticas: es allí donde el cine LGBTQI+ muestra su potencia, revelando las grietas en los discursos convenientemente aliados de las grandes corporaciones que producen el cine mainstream.
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