La revancha de Fideo y un Déjà vu glorioso, que desterró críticas y despertó elogios

El mediocampista pudo tener su final después de haberse perdido el juego decisivo en Brasil y emuló el gol a Nigeria en Beijing 2008

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Cuando iban 21 minutos del primer tiempo, Ángel Di María hizo gritar bien fuerte a todos los argentinos con un hermoso gol que trajo lindos recuerdos.

El volante zurdo, que en la previa iba a ser suplente, tuvo la revancha tan esperada después de haberse perdido la final del Mundial 2014. Y pareció un Déjà vu. Porque hace 13 años, allá por 2008, Fideo también definía con categoría por encima del arquero de Nigeria para que la Selección se colgara la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

Aquella vez lo asistió Lio Messi y Angelito apareció por izquierda, esta vez se la tiró Rodrigo De Paul y Di María apareció por derecha. La categoría y la frialdad para definir fue la misma. El rival de anoche le dio un plus extra.

LA REVANCHA DE ÁNGEL

Di María, uno de los históricos más cuestionados de los últimos tiempos, pudo tomarse revancha luego de haberse perdido la final del Mundial de Brasil 2014. En esa ocasión, el jugador llegaba entre algodones por una lesión muscular y si bien no estaba al ciento por ciento, su intención siempre fue jugar. Sin embargo, su club de aquel entonces, Real Madrid, envió una carta pidiendo que quedara desafectado del juego decisivo contra Alemania. Y así fue.

“La mañana de la final del Mundial 2014 yo estaba sentado en la camilla a punto de recibir una infiltración en la pierna. Me había desgarrado el muslo pero con la ayuda de los antiinflamatorios ya podía correr sin sentir nada. Les dije a los preparadores estas palabras textuales: ‘Si me rompo, déjenme que me siga rompiendo. No me importa. Sólo quiero estar para jugar’. Y ahí estaba, poniéndome hielo en la pierna, cuando el médico Daniel Martínez entró al cuarto con un sobre en la mano y me dijo: ‘Ángel, mirá, este papel viene del Real Madrid’. ‘¿Cómo? ¿Qué me estás diciendo?’, le dije. Me contestó: ‘Bueno, ellos dicen que no estás en condiciones de jugar”, contó en su momento.

Anoche en Río, en el mítico Maracaná, la historia fue distinta y Fideo, que ya había demostrado a lo largo del torneo que estaba bien y que se encontraba muy metido y comprometido, pudo acallar los cuestionamientos.

ASUSTÓ A TODOS

Tras el gol y cuando restaban algunos minutos para la finalización del primer tiempo aparecieron viejos fantasmas. En una jugada similar a la del gol, el zurdo corrió un balón largo y le ganó la espalda al marcador pero tras el control se dobló feo el tobillo izquierdo. Angelito quedó tendido al margen del campo de juego, detrás del arco, y los médicos corrieron a atenderlo. Gestos de mucho dolor. Pero lo dicho, esta vez la historia ya parecía ser otra desde temprano.

Terminó el primer tiempo, los equipos se fueron al vestuario y a la hora de volver a jugar el complemento lo hicieron los mismos once. Di María se paró de nuevo por la derecha. No estaba dispuesto a que nada ni nadie le arruinaran la final. Su final. La que se merecía.

 

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