Una familia y un centro cultural, contra las cuerdas por un récord de robos

El propietario de una vivienda situada en la zona rural de Etcheverry denuncia que, igual que otros vecinos, es víctima de una banda de “usurpadores”. Mientras que en un predio de 47 y 115 están a merced de ladrones

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La problemática del delito sorprende en forma cotidiana con sus propias marcas. En las últimas horas, la modalidad del robo a propiedades, de tan repetitiva, logró poner en serio riesgo dos proyectos: el de una familia en Etcheverry y el de un centro dedicado a la divulgación del arte situado en inmediaciones de 47 y 115.

“Vengo construyendo de a poco. Lo estamos preparando para la familia”, contó el vecino sobre la vivienda de madera asentada sobre un amplio predio situado en 264 entre 48 y 50, un área del distrito donde la Ciudad ya es un rastro lejano. La paz que buscaban también: en las últimas horas sufrieron allí el décimo robo en lo que va de 2021.

Son diez robos en seis meses, se remarca en la zona. Según el testimonio de la víctima y de otros vecinos, detrás de la secuencia sin límite está la mano de usurpadores que buscan “cansarlos” para que se vayan del lugar.

A la víctima que habló con este diario, como en otras oportunidades, esta vez le barretearon la puerta de ingreso y provocaron varios destrozos para luego llevarse objetos de valor.

“Ya hice denuncias en la comisaría y en la Policía Rural lo mismo que otros vecinos que han pasado por lo mismo. Por los robos no paran y a eso se suman las usurpaciones”, dijo ayer.

“La verdad es que se hace imposible, tener que volver a comprar todo cada vez. Siguen rompiendo todo, cortando alambres y hasta se permiten meter animales a pastar”, agregó.

Así, la familia afectada tiene una larga lista de elementos perdidos, con los que prácticamente se puede montar una casa. Eran los platos, cubiertos, ollas, vasos y cortinas con los que estaban armando la propia. También postes de madera y hasta la puerta.

“Todo empezó en 2018 cuando compré con mucho esfuerzo”, contó y agregó que otros vecinos en su misma situación coinciden en que los delitos tendrían el mismo origen.

“Gente de la zona, con antecedentes, que merodea para usurpar terrenos”, dijo.

En esos predios, que pueden ir de una a varias hectáreas de extensión, padecen el escruche y también conflictos en los que aparece la violencia con las personas a quienes se señala por el hostigamiento.

El vecino, que prefirió mantener su nombre en reserva por cuestiones de seguridad, dijo que “todas las denuncias fueron hechas como corresponde y no se puede entender el grado de impunidad de esta gente”.

Sexto robo en la pandemia

Lejos del campo, pero en un límite ya difuso entre el Centro y el Bosque, el espacio cultural Casa Abierta sufrió en las últimas horas su sexto robo en lo que va de la pandemia, seguido de destrozos al puertas y ventanas así como a parte de su mobiliario.

La sucesión de este tipo de episodios ha puesto al borde del cierre a este espacio cultural abierto a diferentes expresiones, que funciona en una emblemática casa patrimonial de 47 entre 115 y las vías del ferrocarril.

Los ladrones aprovecharon que el lugar está cerrado (como derivación de los efectos de las medidas de restricción por la pandemia) y se llevaron diversos elementos como herramientas y algunas antigüedades.

El camino parece abonado también por la escasez de movimiento y vigilancia en la zona. Sobre todo del lado de las vías, un espacio federal en el que se interrumpe la jurisdicción de la policía bonaerense, según sostienen en la zona.

El último robo había sido en febrero de este año cuando uno de sus responsables, Pablo Morosi, contó que la situación ponía al espacio al borde de su cierre definitivo.

“No habíamos logrado reponernos de los últimos robos y de hecho analizábamos seriamente no volver a abrir”, dijo y agregó en ese sentido que “ya se lo habíamos comentado a los distintos talleres que se hacían acá”.

Casa Abierta es un espacio cultural abierto a la comunidad que funciona en una casa patrimonial notablemente conservada.

No es la única entidad que sufre desde hace tiempo una imparable ola de robos que ha hecho que algunos vecinos hayan decidido mudarse, según cuentan en el barrio.

 

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