“Vi algo que no me gustó”, la frase que dejó helado a Duhalde

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Corría el turbulento año 2002 y el por entonces presidente interino Eduardo Duhalde buscaba afanosamente un sucesor dentro del peronismo. Quería asegurarse por un lado que un dirigente afín al partido fundado por Juan Domingo Perón se quedara con el sillón de Rivadavia luego de las elecciones del año siguiente. Pero también, y fundamentalmente, bloquear la vuelta al poder de Carlos Menem.

Por entonces, Duhalde estaba convencido de que el mejor candidato -y las encuestas le daban la razón- era Carlos Reutemann. Habló varias veces con el dirigente de Santa Fe, pero no logró convencerlo. Lole sacudió el tablero político al rechazar la insistente oferta. Y utilizó una frase enigmática que quedó grabada en la historia política de la democracia reciente: “Vi algo que no me gustó”.

Fiel a su estilo más bien parco, Reutemann no abundó en detalles. En rigor, nunca dio más explicaciones que le agregaran algo de claridad a aquella definición.

Ese renunciamiento dejó a Duhalde en una situación incómoda. Porque debía convocar a elecciones por el reclamo de los propios gobernadores peronistas que incluso habían encabezado una cumbre en La Pampa para formalizar ese planteo y porque se encontraba en medio de la crisis política que se había generado tras los asesinatos de los militantes Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.

También, porque el otro nombre que daba vueltas en la cabeza de Duhalde, el cordobés José Manuel De la Sota, no levantaba en las encuestas. Con la sombra de Menem acechando en el horizonte, hizo un último intento por torcer la voluntad de Reutemann, que volvió a rechazar el convite.

Por entonces Duhalde había comenzado a hablar con Néstor Kirchner sobre una eventual candidatura presidencial. Tras caerse las alternativas que llegaban desde Santa Fe y Córdoba, finalmente la opción que tomó Duhalde vino empujada por los vientos patagónicos.

Sobre finales de 2002, el propio Duhalde se refirió a la negativa de Reutemann. “¿Qué le pasó a Reutemann que no aceptó?”, le preguntaron entonces. Y contestó: “Lole ha tenido un año muy malo, él, personalmente. Incluso ha somatizado las dificultades de su provincia y tuvo problemas en la espalda, en el talón de Aquiles, estomacales, aquí, allá...Yo creí que era la persona adecuada”.

De aquella frase enigmática del excorredor de Fórmula 1 se dijo de todo. Estuvo rodeada de múltiples interpretaciones, de versiones incomprobables. De lecturas políticas incluso rebuscadas porque en aquél entonces no se podía comprender los motivos por los que el dirigente político con mayor imagen positiva en el país se negó a aceptar la presidencia de la República prácticamente servida en bandeja.

 

 

 

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