“Ya no se puede vivir más así”, reclamaron en Villa Castells

En 494, 7 y 8, dos sujetos interrumpieron a la dueña de casa mientras trabajaba. Y en el puente de 7 y 508 denuncian “ola de atracos”

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Con enojo y frustración, Sergio acudió a los grupos de seguridad de Villa Castells para informar que su familia había sido asaltada en su casa por dos delincuentes. Un breve recorrido por los mensajes anteriores, publicados por otros usuarios, revela que la situación se repite casi a diario y que no se trató de un caso aislado.

Como informó este diario en ediciones anteriores, el barrio es uno de los más golpeados por la inseguridad que afecta desde hace tiempo a toda la Zona Norte. La andanada de atracos (en todas las modalidades posibles), motivó que los frentistas organizaran encuentros en la rambla de 13 y 502 y hasta “alarmazos”. Por el momento, nada cambió.

Ayer, pasado el mediodía, un nuevo hecho delictivo que tuvo lugar en 494 entre 7 y 8, puso en alerta a la cuadra. Las cámaras de seguridad de una propiedad lindera filmaron a los dos ladrones que perpetraron el asalto y al auto en que se movilizaban. Conforme le relató la víctima a este diario, los sujetos entraron tras saltar el paredón que da a la calle. Y, una vez dentro del terreno, se separaron.

“Mi marido (Sergio) justo había salido a comprar el pan, yo estaba en la computadora de la planta baja trabajando y a los dos minutos siento que me ponen una mano en el hombro”, detalló Valeria, la damnificada. La mujer “estaba concentrada” así que “ni me di cuenta lo que pasaba”. Cuando volteó para mirar se encontró con “un muchacho” que no conocía. Le costó “creer que era un ladrón”, aseguró, por eso no reaccionó al instante.

Pero esa fracción de segundo entre la sorpresa y la conciencia pasó, y “ahí empecé a gritar y a forcejear, quería salir para afuera y logré llegar a la puerta de entrada de la casa”. El delincuente le dijo que “me quede tranquila y que ellos eran cinco. Arriba en las habitaciones estaban mis hijos”, agregó Valeria. Mientras la víctima “luchaba” con uno de los asaltantes, el otro merodeaba por el inmueble en busca de objetos de valor. Ella, por su parte, no se dio por vencida y llevó la contienda hasta la puerta que da al jardín delantero.

“Llegaron a sustraer los celulares de mis hijos, pero con la resistencia que puse se asustaron” y huyeron a la carrera, contó. Afuera los esperaba un Volkswagen Fox gris que habían dejado estacionado a metros de la finca. Para la víctima, “evidentemente fue un robo al voleo. En las cámaras vemos que el auto pasa antes de que entren. Seguro pensaban que no había gente”. Con todo, reflexionó: “Se metieron como pancho por su casa, un lunes feriado al mediodía. Ya no se puede vivir así. Gracias a Dios no estaban armados ni ejercieron violencia, pero fue un momento espantoso”.

Por otro lado, en el puente de 7 y 508 afirman que “todos los días le roban a alguien, sobre todo en la parada de colectivo”. Un comerciante del sector, que prefirió mantener el anonimato, señaló que “por lo general son pibitos que andan en patotas”. La semana pasada “hubo cuatro casos, uno con un hombre mayor que bajaba del tren, al que hirieron”, culminaron.

 

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