Morir a manos de un loco
Edición Impresa | 26 de Agosto de 2021 | 02:13

MIAMI
Un afroamericano fue detenido y acusado de asesinato en segundo grado por la muerte a tiros de un joven de 21 años que cenaba el martes con su familia al aire libre en la terraza de un restaurante de la popular calle Ocean Drive, en Miami Beach (Florida).
Los hechos se produjeron cuando el asesino, Tamarius Blair David, de 22 años y natural de Georgia, se acercó a una familia que cenaba en la terraza de La Cervecería, en Ocean Drive, y disparó contra Dustin Wakefield, de 21 años y residente en Colorado.
“Había un tipo sentado en una mesa con toda su familia, niños y todo”, dijo un testigo. “Él (David) estaba justo ahí. Y le disparó al tipo como tres veces”, agregó, para indicar a continuación que, después de abrir fuego, el asesino se alejó andando de forma errática “mientras parecía celebrar” el crimen perpetrado.
Agentes de la Policía localizaron al sospechoso tratando de abrir una puerta con una pistola en la mano.
Tras gritarle que soltara el arma, los agentes procedieron a su arresto y a esposarlo, momento en que el sospechoso admitió que había sido el autor del crimen y repitió: “Lo hice, lo hice, lo hice”, según el canal local 10 News. El homicida señaló que había ingerido hongos alucinógenos y elegido la víctima “al azar”.
La Policía de Miami Beach indicó en las redes sociales que la víctima fue trasladada de urgencia al Jackson Memorial Hospital pero no se pudo hacer nada por salvar su vida.
El sur de Florida, especialmente el condado Miami-Dade, ha enfrentado múltiples tiroteos indiscriminados contra civiles, con numerosas detenciones en Miami Beach, ocurridas sobre todo durante el receso primaveral universitario en marzo y abril pasados.
La portación de armas de fuego en EE UU está amparada por la Constitución, y el país tiene una historia dolorosa de violencia con dichas armas, perpetrada en muchos casos en escuelas, oficinas o centros comerciales.
El mes pasado, el juez Julius Richardson, de la corte federal de apelaciones de Richmond (Virginia) declaró inconstitucional una ley de más de medio siglo que prohibía la venta de pistolas a menores de 21 años, indicando que los mayores de 18 años deben tener derecho a portarlas, así como tienen derecho a votar. (EFE y AFP)
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