A pesar de la desaceleración, los alimentos todavía suben por encima de la inflación
Edición Impresa | 26 de Agosto de 2021 | 05:00

Agustín Maza
eleconomista.com.ar
A pesar de la desaceleración de la inflación general desde 4,8 por ciento en marzo, el rubro que sigue presionando al alza continúa siendo el de alimentos y bebidas. A su vez, estos productos tienen un impacto sumamente negativo en los sectores de ingresos más bajos que, además, son los que menos capacidad tienen para aumentar sus ingresos a la par del costo de vida. Ante esto, el Gobierno extrema controles para llegar mejor parado a las elecciones, en un escenario de tensión social en ascenso.
Los últimos datos del Indec van en ese sentido. Durante junio y julio el segmento de alimentos creció 3,2 por ciento y 3,1 por ciento, respectivamente. Mientras tanto, el índice general marcó 3,2 por ciento y 3 por ciento para esos meses. Si bien hay una desaceleración evidente desde el pico que representó marzo (4,8 por ciento), esos aumentos continúan erosionando el nivel de compra de los sectores más vulnerables.
En ese sentido, el ministro de Economía, Martín Guzmán, dio su punto de vista al respecto en una entrevista reciente, en la cual manifestó que hubo factores extraordinarios que hicieron superar el 29 por ciento de la pauta inflacionaria estimada en el Presupuesto 2021. “Nosotros vemos la inflación bajando y la tasa reduciéndose mes a mes. Eso viene ocurriendo desde marzo y va a continuar ocurriendo. En un contexto de pandemia aumentó mucho la demanda por alimentos y bajó mucho la demanda por servicios“, detalló el ministro.
En un país con 42 por ciento de pobreza, que además alcanza a casi seis de cada diez niños, que los alimentos continúen al alza es un problema serio. Esto se agrava si se tiene en cuenta que ese segmento finalizó por encima del nivel general de precios en los últimos tres años.
Por otro lado, en la comparación interanual con datos oficiales, los sueldos perdieron más de siete puntos contra la inflación desde junio de 2020 hasta el mismo mes de este año.
En ese lapso, el índice de salarios total avanzó 43 por ciento mientras que la inflación escaló 50,2 por ciento. “Este rubro tiene un impacto muy importante en las zonas más pobres y tiene una incidencia importante sobre la inflación general”, remarcó el director de Eco Go, Sebastián Menescaldi. De todas formas, el economista comentó que existe un proceso de desaceleración, explicado por las anclas cambiarias y tarifarias, y que el Gobierno “está atendiendo adecuadamente la situación social”.
En la mira oficial
Los mayores aumentos se vienen dando mayormente en productos de consumo masivo. Ante eso, el Gobierno anticipó que se abrió una investigación en la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia sobre las productores de las materias primas tales como cartón, vidrio, plástico y tetrabrick para indagar si hubo abuso de posición dominante que incrementó los precios de productos fabricados con estos materiales. “Desde que desarmaron el programa Precios Máximos, los productos de consumo masivo vienen recuperando el atraso en los precios que mostraron hasta junio cuando finalizó totalmente”, explicó la economista de Ecolatina, Agostina Myronec. “Más que nada subieron los productos que vienen empaquetados”, agregó.
Desagregando los datos del organismo estadístico para el Gran Buenos Aires de julio, aceites, grasas y manteca avanzaron casi 6 por ciento mientras que leche, productos lácteos y huevos subieron 4,6 por ciento. Pan y cereales subieron 3,1 por ciento; azúcar, dulces, chocolate y golosinas, 4,8 por ciento; café, té, yerba y cacao, 6,1 por ciento y aguas minerales, bebidas gaseosas y jugos 4,9 por ciento.
“La inflación se muestra muy inflexible a la baja y los alimentos básicos continúan aumentando por encima de la inflación promedio”, comentó el director de Focus Market, Damián Di Pace. Para el especialista, la clase media no logra cubrir la canasta básica y “en muchos casos han tenido que disminuir sus consumos básicos para llegar a fin de mes”, agregó.
La medida más polémica, sin duda, tuvo que ver con el cierre total y posterior reapertura parcial de exportaciones de carne. Esa decisión fue motivada por un nivel de aumentos muy grande para un producto de consumo tradicional en la mesa de los argentinos. En lo que va del año, las carnes y derivados aumentaron 34 por ciento y en el último año 75,6 por ciento.
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