“Nos vamos contentas, porque dejamos todo”
Edición Impresa | 4 de Agosto de 2021 | 02:13

Por ADRIÁN D'AMELIO
Las sensaciones son encontradas. De otro lado del teléfono se siente una voz calma, que trasmite paz. Es Vicky Travascio, que hacía pocas horas había corrido la regata de su vida, junto a su compañera Sol Branz, en la Medal Race de la Clase 49erFX de los JJ.OO.
“Estamos tranquilas, porque dejamos todos. Teníamos que ganar y ganamos. No podíamos hacer otra cosa. El resto ya no dependía de nosotras. Creo que corrimos la regata de nuestras vidas y quedamos vacías, porque dimos todo en una competencia larga y extenuante como esta de los Juegos de Tokio. Es cierto que es una pena que estuvimos a tan poco de una medalla y aunque no crea en el destino o en esas cosas, pienso que se nos cruzó algo que incidió que no nos tengamos que subir al podio. Pero estamos satisfechas por lo realizado, que entregamos el ciento diez por ciento de cada una de nosotros”, comenta la regatista platense en diálogo exclusivo con este medio.
Sin lugar a dudas, Vicky y Sol no la tuvieron fácil en los Juegos Olímpicos de Tokio, ya que al llegar a territorio japonés fueron consideradas “contacto estrecho” de un pasajero que viajó con ellas en el avión que dio positivo de Covid por lo que tuvieron que estar aisladas cuatro días, pero por una intermediación de las autoridades del COA y el propio Santiago Lange se las dejó entrenar, pero con un protocolo estricto y “custodiadas”, ya que se les permitía ir de la zona del muelle al hotel y vestidas con el traje de neoprene. La sanisidrense Branz participó de toda la competencia con el ligamento cruzado de la rodilla roto, lesión que sufrió en la última regata de preparación que realizó en Portugal hace un mes atrás; mientras que en la segunda jornada de competencia en aguas niponas sufrieron la rotura del cunningham de foque del barco, que quizá ahí estuvo la fatalidad que perdieron esos dos puntos que le impidieron ganar una medalla.
Vicky, junto a Sol y el resto de la delegación de Vela se hospedaron en un hotel de la ciudad de Fujisawa distante a 46 kilómetros la Villa Olímpica, que recibió a la mayoría de los deportistas que compiten en esto Juegos. “No fue fácil entrenar por todo el tema de la pandemia. El confinamiento por ‘contacto estrechó’ de un pasajero que viajó con nosotros en el avión, que estaba sentado lejos de nosotras, nos quitó varios días de entrenamientos, la lesión de Sol que llegó con lo justo, pero que a diario necesitaba kinesiología más otros tratamientos. A pesar de ello se la bancó como una leona y la rotura del cunningham de foque nunca nos había pasado en los ocho años que navegamos juntas. Además, revisamos todas las piezas del barco y era un elemento nuevo. Para que la gente entienda es algo así como una soja tirante que nos permite navegar, pero justo en una regata surgió el inconveniente que no nos permitió sumar valiosos puntos”, remarca.
Molleja, como fue bautizado el barco de las chicas argentinas, “voló” en las aguas del Océano Pacífico. Travascio y Branz ganaron la Medal Race (regata que solamente corren los diez primeros clasificados de la general y se le otorga una puntuación doble a cada barco por la posición que ocupen al final) de punta a punta, pero no les alcanzó ya que la pareja brasileña se consagró campeona olímpica; mientras que la de plata fue para Alemania y la de bronce para las neerlandesas. “La verdad que dibujamos en un papel la carrera que debíamos hacer y nos salió perfecta. No había Plan B, como puede ser en otras ocasiones salir a ‘marcar’ un barco, porque solamente nos servía ganar”, recalcó Vicky que por convertirse en una atleta de alto rendimiento dejó postergada su profesión de abogada.
Luego de una larga etapa de preparación a los Juegos de Tokio será tiempo de descansar para las chicas, de compartir horas que les relegaron a sus familias. El vuelo de regreso a casa está asignado para sábado. “En este momento le quiero agradecer a todos los que nos brindaron su apoyo hasta aquellos que no dejaron su mensajito de aliento por las redes. Fue algo hermoso, porque sumado al contacto diario con nuestras familias nos hacía sentirnos contenidas estando tan lejos y mi único deseo que hoy tengo es poderme comer una buena hamburguesa con una cervecita, que hace mucho no lo hago, ya que debemos seguir una dieta estricta”, dice con una sonrisa la platense, de 34 años, que vive en Barrio Norte de La Plata.
Faltan tres años para los Juegos de París 2024 y ante la consulta sobre su continuidad, Travascio respondió que “sinceramente no sé lo que será de mi futuro. Ahora, en principio, es tomarme unas vacaciones y después con tiempo decidiré lo que hago. Si sigo o no, si me dedico a ser entrenadora. La verdad que hoy no lo sé”, dijo Travascio que junto a Branz con el quinto puesto en la Clase 49erFX obtuvieron un diploma olímpico mejorando de esta manera la décimo tercera colocación que habían rescatado en los Juegos de Río de Janeiro 2016.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE