Por la Megatoma, crece el delito en Los Hornos

Así lo aseguran quienes viven en los alrededores del ex Club de Planeadores. Escuelas atacadas y motochorros sin control

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La Megatoma de Los Hornos es un gran elefante fucsia fosforescente que se extiende por se extiende por más de 160 hectáreas que van de 76 a 90 y de 141 a 155. Está rodeada por campos (tres de 7 hectáreas, los restantes de 2, aproximadamente) “que antes de la usurpación eran productivos”, aseguró un frentista propietarios de uno de esos terrenos. Además, hay dos emprendimientos inmobiliarios (barrios cerrados) que también debieron interrumpir su concreción.

“Y lo peor de todo, es que el 90% de los usurpadores de todos los lotes, hacen negocios vendiendo los mismos y es evidente que no necesitan usurpar tierra. Tienen 4x4, autos 0 km, venden droga, y nadie hace nada por impedirlo”, explica un grupo de vecinos que armaron una comunidad en Facebook con material gráfico para denunciar lo que ven a diario, pero que resulta invisible para las autoridades.

No es una exageración remarcar que el delito creció de manera considerable desde aquél 16 de febrero de 2020, con la llegada de los primeros ocupantes. Para un hombre que vive casi pegado al predio, “el barrio se modificó completamente. Antes llevábamos una vida tranquila, ahora es prácticamente imposible: si sembrás, te roban; si tenés animales, te roban; si denunciás, te amenazan de muerte”. Por ese motivo, la gran mayoría de las personas que se animan a dialogar con la prensa o a radicar exposiciones ante la Justicia, lo hacen de forma anónima.

Algo que sólo la gente que convive con la Megatoma sabe, es que en los días hábiles, de lunes a viernes, casi la totalidad del predio está vacío. En algunas viviendas quedan los caseros que cuidan “manzanas” para evitar escruches; en otras, las pocas familias que residen allí y que verdaderamente necesitan un lugar para vivir.

Acaso lo más grave que ocurrió dentro del feudo fue el crimen de Gonzalo Leonel Alonso, hijo del reconocido barra de Estudiantes “Hache” Alonso. El joven fue asesinado de varios disparos en 143 entre 77 y 78, cuando quedó en medio de una disputa de un conocido con sus ejecutores. La razón: la venta de un terreno en la Megatoma.

Pero, más allá de lo sucede dentro del ex Club de Planeadores, los hornenses aseguran que el problema grave está en las inmediaciones. De esa ola de vandalismo y robos no se salva nadie, ni siquiera los establecimientos educativos de la zona o los clubes barriales, instituciones a las que acuden chicos del barrio.

Después del último hecho que los tuvo como víctimas, en la comunidad educativa del edificio situado en 137 y 86, en donde funcionan el jardín Nº 972, la primaria Nº 72 y la secundaria Nº 49, debatían sobre cuántas habían sido las veces que habían sido atacados por delincuentes. Mientras un grupo sostenía que se trataba del robo número 15, otro sector defendía que se trataba del asalto 18. “Todo comenzó con la pandemia. Aprovechando que no había nadie, se han llevado equipo informático, papelería, artículos de librería, utensilios y herramientas de la cocina y muebles”, contó un directivo.

Los padres de los alumnos que acuden a los distintos niveles se mostraron consternados por la situación, y explicaron que desde el primer episodio hasta el último, “se llevaron dos heladeras y tres freezers, una amasadora industrial, una soldadora industrial , un horno pizzero de ocho moldes, dos hornos pizzeros eléctricos de seis moldes, dos batidoras y equipamiento y utensilios de panadería”. Por el momento, “nada de eso se ha podido recuperar”, afirmaron.

“Es la imagen de una sociedad y una política que ha perdido el rumbo, valores y prioridades”, lamentaron.

 

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