Caballero y gran docente
Edición Impresa | 7 de Enero de 2022 | 03:16

Martín Mendinueta
@firmamendinueta
Un Señor. En esas dos palabras se podría compactar la más justa descripción de quien fue amante empedernido del fútbol, específicamente del juego. Pero sería un resumen injusto con sus virtudes profesionales. Jorge Vigliano, el que se recibió y trabajó de Profesor de Educación Física, siempre tuvo claro que el arbitraje era su vocación más fuerte. Diecisiete temporadas como juez de primera división de la AFA hablan de su idoneidad técnica y, al mismo tiempo, de su comportamiento intachable en eso de interpretar y aplicar el reglamento del deporte más pasional en este país.
Que lo hayan elegido luego como Secretario General de la Asociación Argentina de Árbitros da una pauta de cómo confiaban en él sus compañeros de ruta. Y todavía falta su enorme desempeño como docente, ya sea en la AFA como en la Escuela Superior Platense de Árbitros, entidad formativa respetada y valorada por todo el referato nacional.
El “Pelado”, desde la simpleza de su buena educación (valor que parece haber perdido peso específico en la sociedad actual), y la modestia propia de una personalidad absolutamente fácil de querer, construyó un nombre que jamás manchó. Vigliano fue, es y será respetado por la manera que utilizó para caminar por la vida.
En la radio (formó parte de FM “La Redonda” desde sus inicios) dio cátedra. Los oyentes esperaban sus comentarios y análisis, tanto en “Vestuario del Domingo” como en “El Equipo Deportivo”, muchas veces echando broncas de fuego por el contestador y él, siempre encontraba la manera de criticar la labor de un colega sin “hacer leña del árbol caído”. No necesitaba gritos ni enojos. Su estatura ética siempre lo distinguió.
Hay mucho para escribir, elogiosamente, sobre Jorge. El fútbol ha perdido a un caballero; y la ciudad, a un vecino ilustre que hubiera agradecido esta merecida descripción sonriendo con los cachetes colorados de pudor.
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