Estudiantes y una paliza brutal que debiera acelerar la búsqueda del técnico
Edición Impresa | 6 de Octubre de 2022 | 03:43
Martín Mendinueta
@firmamendinueta
Demasiado permeable en defensa y desnudo de convicción para atacar, un Estudiantes distinto desde la formación definida por Pablo Quatrocchi jugó muy mal y terminó atormentado como víctima de una goleada que será difícil de olvidar.
El técnico interino decidió diferenciarse de lo que venía proponiendo, en lo táctico y con otros nombres, Ricardo Zielinski y lo consiguió con la peor performance. Estudiantes sólo entusiasmó a sus hinchas cuando se conoció la formación titular; pero a partir del pitazo inicial de Ariel Penel fue ingresando, sin retorno ni capacidad de reacción, en un túnel demasiado oscuro.
El León volvió del Monumental goleado por un equipo de River que está lejísimo de su mejor versión, y se trajo la cruel conclusión de que los suplentes hoy no traccionan como para forzar que los tengan más en cuenta. El caso paradigmático es el de Jerónimo Pourtau, quien no parece estar preparado para tomar la posta que, en breve, dejaría Mariano Andújar.
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Un error decisivo y el derrumbe del planteo que entusiasmaba
La formación que decidió Pablo Quatrocchi había sembrado una ilusión entre los hinchas, pero todo se desvaneció a partir de un error puntual y notorio de quien, más allá de sucesivas convocatorias a las selecciones nacionales, está teniendo muchos inconvenientes para conseguir que el hincha lo vea como sucesor natural de Mariano Andújar.
Cuando el Pincha aguantaba procurando agarrar más seguido el balón, la falla de Jerónimo Pourtau ante un remate suave y mal ejecutado por Miguel Borja, resultó un impacto fatal para las expectativas de Estudiantes en una noche donde debía mostrar otra cosa.
Lejos de la recuperación, el complemento fue lamentable
River marcó siempre el ritmo de las acciones. Atacaba cuando se lo proponía y descansaba manejando la pelota cuando lo creía conveniente.
Estudiantes juntó hombres de buen pie, pero eso no fue garantía de absolutamente nada.
La cándida pretensión de querer tener mayor tenencia de pelota a partir de un juego asociado, quedó hecha trizas sobre el césped de Núñez.
Un resultado tan feo como el de anoche obliga a replanteos y empuja a acelerar los tiempos de búsqueda del nuevo entrenador.
El mismo equipo que lamentó no haberse convertido en semifinalista de la Copa LIbertadores (instancia a la cual mereció acceder) no puede ahora ofrecer una imagen paupérrima. El prestigio de su nombre y el peso de su rica historia le demandan un cambió tan urgente como drástico.
El futuro lo está intimando a tomar decisiones sensatas. Con el plantel que tiene no puede aceptar mansamente haber sido, apenas, un triste partenaire de este River que desea recuperar parte del poderío que extravió.
El segundo gol de Borja le arrebató la incógnita a la noche en la que el León no hizo lo que prometía
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