Un “recital para chicos” sobre el compañerismo y la naturaleza
Edición Impresa | 15 de Noviembre de 2022 | 05:11

“Es hermoso de ver: los chicos, cuando hay algo de Peppa, van con los gorros, las banderas, es como un recital para niños muy pequeños. Los chicos escuchan la introducción de las canciones y ya empiezan a saltar”, se ríe Adrián Di Bastiano, director de “Las aventuras de Peppa Pig”, obra sobre la exitosísima serie animada que llega al Coliseo Podestá: el domingo, desde las 15, el teatro de 10 entre 46 y 47 recibirá a la cerdita y sus amigos, Suzy Oveja, Pedro Pony, Gerald Jirafa y George, su hermanito, para asistir a una clase de la Señorita Gacela.
Un espectáculo con música y lecciones sobre el compañerismo, la amistad y la naturaleza, dirigido por el platense Adrián Di Bastiano, quien junto a Painita Producciones ya ha llevado al teatro a “Booba”, “Mi Pequeño Pony” y “Mini Beat Power Rockers”, entre otras licencias.
Con “Las aventuras de Peppa Pig”, Di Bastiano recorrerá Latinoamérica: ya ha salido de gira por Buenos Aires, Uruguay y Perú, y ahora llegará al teatro “de referencia” de su ciudad, donde este apasionado por las antigüedades inició su carrera como actor formado en la Escuela de Teatro de La Plata, “mi segunda casa”.
Allí realizaría el profesorado teatral, primero de su especie, y comenzó a dedicarse a la docencia, llegando a ser inspector de Educación Artística de la Provincia. Mientras, empezaba a dirigir obras teatrales, “y a dejar relegado un poco al actor”: trabajó en la Comedia de la Provincia, con Julieta Vallina, a quien recuerda emocionado, y en 2008 apareció Painita “y empecé a producir obras infantiles”.
Desde la productora, cuenta, “Peppa nos interesó siempre”. Un personaje distinto a lo que suele mostrar la pantalla para chicos, “con sus contradicciones, es competitiva, a veces cree que es la mejor”, y que además “cuenta de manera muy simple las cosas, incluso desde la escenografía”.
“Intentamos llevar esa simpleza al teatro”, cuenta, un espacio donde “creo que la serie se revitaliza, le da una magia muy hermosa”, porque “están los personajes ahí”.
Pero, claro, “Peppa era un desafío”: furor entre los niños, había que tener mucho cuidado al retratar a la cerdita. Además, “Peppa tuvo muchas puestas teatrales, y había que hacer una puesta renovada, a ver que estaba pasando con Peppa y su familia en estas épocas”.
Llevar a Peppa al escenario llevó entonces un año, entre la necesidad de hacerle justicia al personaje y Hasbro, la dueña de la licencia, que “sigue paso a paso cada paso del proceso guión”.
La compañía tuvo que aprobar el guión, que es una nueva historia y no la adaptación de un episodio, aunque “hay guiños constantes a la serie, los chicos saben que si se está por largar a llover, se viene un baile en los charcos de lodo…” Es una de las tantas canciones que suenan y que refuerzan las ideas que se enseñan desde el escenario sobre el trabajo en equipo, los vínculos y la naturaleza, “pero contado con la simpleza que tiene Peppa”.
Hasbro también tuvo que aprobar el casting de los actores que iban a formar parte del elenco para todo América latina, y también el sonido: “Las voces que escuchan los chicos son las de televisión. Así que hubo que grabar todo con los dobladores originales, para que el chico que lo vea en el teatro sienta que sus personajes preferidos están ahí”.
Además, la paleta de colores y la escenografía pasaron por la aprobación de la empresa. En estos aspectos, “teníamos que hacer la traducción del dibujo animado a la puesta teatral, donde un actor tiene que ver con convivir con estos personajes: ¿cómo hacer para darle vida a estos personajes animados, con actores, y que el chico que los vea en el teatro vea el mismo dibujito que ve en la tele, con la magia del teatro, pudiendo interactuar?”, relata Di Bastiano.
LA TRAMA
La interacción es un elemento clave de eso que Di Bastiano llama magia. La obra comienza con el inicio de las clases: Peppa y sus amigos se reúnen en la escuela con su querida Señorita Gacela, y los niños de la audiencia también son parte de esa clase. “Es una actividad lúdica y de aprendizaje con la que se pueden vincular los chicos del público, forman parte de esa actividad”, relata Di Bastiano. La clase dura 30 minutos: luego viene un intervalo, “importante para los chicos, para que reflexionen y puedan charlar con la familia lo que les gustó, lo que los sorprendió”, y un segundo acto de 30 minutos, donde “cambia completamente la escenografía. Todo tiene mucha sorpresa, todo el tiempo”.
Los personajes se trasladan allí a un campamento, “donde pueden aprender un montón de cosas de la naturaleza, a través de la vivencia, porque no todo pasa por el aula”.
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