El recuerdo de Laika, la perra que fue al espacio
Edición Impresa | 4 de Noviembre de 2022 | 01:44

El lanzamiento de la nave soviética Sputnik 2, que en su interior llevaba a Laika, la primera perra en orbitar la Tierra, cumplió 65 años y fue recordado por medios de todo el mundo.
En 1957 los científicos soviéticos optaron por utilizar a Laika, cuyo nombre original era “Kudryavka”, ya que en ese momento se asumía que los perros callejeros habían aprendido a soportar las condiciones extremas de hambre y frío.
La nave espacial fue la segunda en ser puesta en órbita alrededor de la Tierra, el 3 de noviembre de 1957, y era una cápsula cónica de cuatro metros de alto con una base de dos metros de diámetro. Contenía varios compartimentos destinados a alojar transmisores de radio, un sistema de telemetría, una unidad programable, un sistema de control de regeneración y temperatura en cabina e instrumental científico.
La perra pesaba 6 kilos y viajaba en una cabina sellada y separada del resto. Un sistema regenerador de aire le proveía de oxígeno. La comida y el agua se encontraban en forma de gelatina.
Laika estaba sujeta con un arnés, una bolsa recogía los excrementos y unos electrodos monitorizaban las señales vitales.
Un informe temprano indicó que Laika estaba agitada pero que sin embargo, comía. Y que después de 10 días en órbita, los científicos decidieron sacrificarla al no tener posibilidades de retornar a la Tierra.
Sin embargo, en octubre de 2002 se reveló por fuentes rusas que Laika había muerto a las pocas horas debido al sobrecalentamiento y el estrés.
La misión suministró a los científicos los primeros datos del comportamiento de un organismo vivo en el medio espacial.
La elección de la perra
Tiempo después se conocieron detalles sobre la elección de la perra. En primer lugar, para los experimentos para la carrera espacial elegían hembras, porque “eran más obedientes”. En segundo lugar, las buscaban abandonadas en las calles, porque entendían que así estarían más acostumbradas a soportar experiencias extremas de frío y hambre. Y por último, debían tener pelo corto y claro, para no alterar el funcionamiento de los sensores y verse bien en cámara.
Los animales seleccionados fueron diez, sometidos a la prueba extrema de resistencia en la cámara de presión ignífuga.
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