Matías Priore

Edición Impresa

Tiene 41 años. Advierte entre sus alumnos de sexto año una tendencia a “no querer ir a la facultad para estudiar una carrera tradicional”.

“Algunos padres o abuelos de estos chicos tenían una pila de libros para leer cuando se jubilaran, entendiendo que recién entonces iban a poder descansar, tener tiempo libre y vivir de verdad. Los chicos tienen súper claro que quieren trabajar lo menos posible, y de algo que les divierta o les interese, tener dinero y tiempo libre para disfrutarlo. Y a la larga todos queremos aunque sea algo parecido a eso, poder disfrutar de la vida con poco sacrificio y reducidísimo estrés. Si la vocación entendida como pasión va en detrimento de este objetivo, pierde. La pasión del siglo XXI no se despega del placer”. Priore reconoce que quiere sumarse a “esta ola de lo incierto porque lo fui haciendo sin querer y me sorprendo todos los días sin saber lo que va a pasar al día siguiente y es fascinante; te genera una sensación de adaptación y una adrenalina irreemplazable”.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE