Alfredo Luis Scipioni

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A los 69 años falleció Alfredo Luis Scipioni, un conocido comerciante de la Ciudad que se destacó por su personalidad abierta y emprendedora. Su partida provocó numerosas expresiones de dolor entre quienes lo conocieron.

Fue el menor de los tres hijos de María Julia Romero y Alfredo Luis Scipioni, había nacido el 29 de marzo de 1952 en La Plata. Junto a sus hermanas Ana María y Graciela pasó su infancia y adolescencia en la zona de 17 y 60.

En relación a su faceta laboral, entre otros trabajos, estuvo al frente del emblemático bar Cubata, ubicado en 11 entre 49 y 50.

A lo largo de los quince años que el local se mantuvo abierto, hasta abril de 2018, fue un característico punto de encuentro para miles de jóvenes de la Ciudad.

Sus allegados lo definieron como un hombre sociable y conversador, alguien de gran prestancia y de un destacable cuidado personal.

Se había casado con Silvia Carminati y de la unión nacieron sus cuatro hijos: Silvina, Nicolás, Leonardo y Pablo. Con los años asistió al crecimiento de su familia y disfrutó intensamente de la llegada de sus siete nietos.

Siempre tuvo un espíritu alegre y jovial que le permitió vincularse a las distintas generaciones con gran espontaneidad. Eso le permitió hacerse amigo de los amigos de sus hijos con los que además mantuvo un trato paternal.

Alfredo Scipioni disfrutaba compartir el tiempo con su familia y amigos, de estar rodeado de gente y organizar asados con los que acostumbraba agasajarlos.

Fue un anfitrión que sabía hacer sentir a sus invitados cómodos y a gusto.

En el plano deportivo fue simpatizante del club River Plate.

Quienes lo conocieron remarcaron que vivió intensamente cada día y asumió un compromiso inquebrantable con todo aquel que necesitó que le diera una mano.

Cálido, honesto y siempre ubicado en su vínculo con las personas, Alfredo cosechó afectos y amistades en los distintos ámbitos que frecuentó. Por eso era habitual verlo saludar y charlar con todo el mundo.

Estaba radicado en City Bell y en los últimos años trabajó junto a sus hijos en la inmobiliaria. Fue un gran compañero y guía. Ellos lo definieron como un hombre apasionado e intenso.

Se vinculó a las personas con afecto, alegría e incondicionalidad. Por eso, su partida deja un profundo vacío que, seguramente, mitigará el recuerdo de su figura de hombre de bien.

 

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