Los gimnasios buscan recobrar el ritmo perdido en la pandemia

Más estudiantes en la Ciudad, menos días de vacaciones afuera y el retorno de lo presencial impulsan la afluencia

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Tanto los gimnasios, como los paseos públicos platenses, reciben diariamente una gran afluencia de quienes retoman la actividad física, tras semanas en las que la pandemia pegó fuerte y habían limitado las actividades sociales.

El profesor Luciano Laguarda, al frente de un gimnasio en la zona de Plaza Rocha, sostiene que en estos días, tal como pasaba antes de la pandemia, más gente se pone en movimiento. “Vuelven los estudiantes a la Ciudad y por lo general van a los gimnasios; además, este año la gente se fue menos días de vacaciones y aprovechó el tiempo para retomar la rutina de ejercicios”, apunta.

El profesor destaca que durante la pandemia creció la predisposición por las actividades físicas, pero con la guía de un docente online. “Cuando se volvió a la normalidad, con el trabajo presencial, la gente comenzó a estar mas ocupada y un poco había bajado la concurrencia a los gimnasios”, destaca.

En otro gimnasio de la zona de Parque San Martín no se registraron muchas ausencias a causa del Covid-19, pero está más presente el uso del tapabocas.

Mauro Blasetti, profesor del lugar, comenta que allí tienen la posibilidad de tener dos ambientes cerrados con ventilación cruzada, además de un amplio patio.

“Eso fue fundamental cuando volvimos a abrir las puertas del gimnasio en septiembre de 2020 porque la gente se sintió mas segura y con un protocolo adecuado”, dice y remarca que todos fueron prudentes y respetuosos de las medidas de prevención.

En relación a las personas que tuvieron Covid-19, hubo algunos que retomaron la actividad física no bien les dieron el alta y otros que se tomaron un tiempo hasta sentirse recuperados.

En líneas generales, se reconoce que los meses de encierro provocaron un deterioro físico y retomar el ritmo de entrenamiento llevó un tiempo. “A los adolescentes el aislamiento los complicó en el aspecto social”, indica el profesor para evaluar otro impacto de la pandemia.

Diego, al frente de un tradicional gimnasio de la calle 49, en el centro, también opina que en febrero aumentó la actividad y anticipa que en marzo se trabajará como siempre. Allí no se notaron ausencias a causa del virus, sino las que son propias de la estación estival.

No obstante dice: “Mucha gente mayor todavía no ha vuelto, por precaución. Supongo que por enfermedades preexistentes”.

En relación a los cuidados que se toman en ese espacio, se indica que se exige el uso del barbijo.

“Es incómodo pero es lo que nos toca ahora”, sostiene Diego y agrega que afortunadamente tienen grandes ventanales que favorecen la ventilación cruzada.

“La primera ola fue más agresiva, con una convalecencia mayor y más larga. La gente que la tuvo, notaba mucho la diferencia, en el trabajo y en la recuperación, sobretodo los jóvenes entrenados. Teníamos que empezar muy de a poco, con una exigencia mínima y muy lento, ir incrementándola”, cuenta Diego para explicar el impacto del virus entre sus alumnos.

En relación a la variante Ómicron opina que no se notó que fuera tan agresiva, pero igual se les solicitó a los que la tuvieron que, en principio, bajaran la intensidad de los ejercicios.

Pese a que durante el confinamiento obligatorio muchos trataron de hacer ejercicios y actividades físicas en la casa, Diego considera que el beneficio no fue el mismo.

“El contacto social que se produce en un gimnasio es muy importante, suplanta en cierta medida al contacto de los clubes de antes, donde nacen amistades fuertes y mantenidas en el tiempo, muchas parejas que terminan en familias, juntadas, etc. Para mucha gente el gimnasio es su único lugar social para compartir. A partir de la pandemia, este valor social se revalorizo. Y cuando abrimos, mucha gente estaba contenta por volver. La pandemia modificó la tabla de valores”, concluye el profesor.

Cabe destacarse que en estas semanas también se nota mayor presencia en las propuestas deportivas que se hacen en los espacios públicos.

PLAZAS

Desde la Municipalidad se informa que, a medida que bajaron los contagios y avanzó la vacunación, se vio un incremento de la participación.

En la Plaza Malvinas, hay un promedio de 80 personas por clase y, en otros espacios, se contabilizan periódicamente unos 600 vecinos. “Ese número se consolidó después de la ola de calor y las extensas precipitaciones que se dieron en enero”, afirma un vocero consultado que aclara que en las clases se respeta el distanciamiento y las medidas de protección.

 

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