Revisando clásicos

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El abordaje de textos clásicos y episodios biográficos de escritores a partir de los que Luis Gusmán reflexiona sobre historias de encuentros, desencuentros y despedidas, le permite en su libro, “Flechazo”, imaginar nuevas hipótesis sobre el destino de los protagonistas, asomarse a la vida de autores entrañables, así como rescatar momentos luminosos y otros irreparables acerca del amor: “La única pasión que merece la mayor de las licencias y hasta admite la venganza”, afirma el autor en la obra.

El ejercicio literario en el que se sumerge Gusmán con textos como “El beso”, de Anton Chejov; “Rayuela”, de Julio Cortázar; “Los adioses”, de Juan Carlos Onetti; la enigmática Ema Bovary; los desconcertantes “Bouvard y Pécuchet”, de Flaubert; Franz Kafka y la anécdota que protagoniza con una niña que ha perdido una muñeca, invita a revisitar los textos originales que lo inspiraron.

Por otra parte, con el encuentro entre Truman Capote y Marlon Brando que sucede en Kioto, o el fallido acercamiento entre James Joyce y Marcel Proust, rescata el detrás de escena de reveladores encuentros entre autores de la literatura universal y actores; mientras que al evocar despedidas, da cuenta del conmovedor adiós que Leonard Woolf brindó a Virginia Woolf, en el momento de su muerte.

“Es seguro que en muchos de los textos ‘imaginé’ mi final, mi encuentro, mi despedida, pero también es cierto que, lo leído en cada relato, era como una brújula que guiaba mi memoria”, confiesa el autor de “Flechazo”, editado por Emecé. “Esos vínculos deben tener su marca de época. Trato, como decía Umberto Eco, de no ser ni apocalíptico ni integrado. Es cierto que más o menos, siempre leo los mismos autores. Proust, Kafka, Borges, Joyce, Lezama Lima, Cabrera Infante, y poetas, Vallejo, Elliot, Lemebel, Derek Walcott”.

Según Gusmán, sin saberlo escribió un libro “que puede ser leído desde dos tópicos actuales: las despedidas, tan penosas, y la imposibilidad que hubo de despedirse de seres queridos, y el otro, nada tan feliz como los reencuentros”.

Autor de “Hotel Edén”, “Villa”, “Hasta que te conocí”, entre muchas otras obras, Gusmán crea en este libro, tal como él lo explica, “un género”, dado que “cada persona que lo lee puede armar sus propios encuentros, desencuentros, despedidas”.

 

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