Feroz entradera en Hernández: precintos, golpes y amenazas de muerte
Edición Impresa | 8 de Febrero de 2022 | 03:02

Un violento episodio de inseguridad volvió a generar pánico en las últimas horas en la castigada zona norte de la Región. Esta vez se registró una salvaje entradera en Hernández perpetuada por tres delincuentes armados, que con amenazas, precintos y golpes, lograron apoderarse de un cuantioso botín que, para fortuna de los damnificados, terminaron abandonando a pocos metros. A decir de la víctima, el “deplorable” estado de las calles en el sector (algo por lo que vienen reclamando desde hace años a la Municipalidad), terminó esta vez jugando a su favor y evitó que las pérdidas fueran mayores.
“Me quise defender y me dieron un culatazo en la cabeza y una patada en la espalda”
Los afectados, que pidieron mantener sus identidades a resguardo por temor a represalias, revivieron ayer, en diálogo con EL DIA, el brutal ataque que sufrieron el pasado domingo, alrededor de las 22.30, cuando la dueña de casa, ubicada en 138 entre 509 bis y 510, se encontraba en el patio trasero junto a sus mascotas.
De un momento a otro, las risas y el disfrute se convirtieron en miedo y desesperación cuando fue sorprendida por tres individuos encapuchados y armados, que habían ingresado a la propiedad por el frente. “No forzaron ninguna puerta. No hubo palanca ni golpes. Simplemente cortaron el alambre tejido y se metieron al terreno. Nadie sintió nada. Ni siquiera mis perros. En pocos segundos tenía a dos tipos apuntándome a la cabeza y exigiendo que me quedara callada. Me preguntaron si había alguien más en la casa y les dije que mi esposo estaba en la cocina”, recordó la propietaria.
La feroz secuencia continuó con una violenta escena cuando uno de los ladrones se acercó a la joven con el objetivo de inmovilizarla.
“Cuando vi que uno de ellos venía hacia mí comencé a gritar `auxilio`. Intenté defenderme, pero vino su compañero y me aplicó un culatazo en la cabeza y una patada en la espalda. Yo lancé algunos manotazos e incluso sentí que a uno le pegué en la cara”, explicó la mujer.
Superada en número y fuerza, la joven terminó siendo reducida.
Luego de atarla de pies y manos con precintos, golpearon la puerta de la casa y obligaron al marido a que abriera.
El hombre corrió la misma suerte que su esposa. Luego de golpearlo con un arma, uno de los sujetos sacó más precintos de su mochila y también lo inmovilizó.
“Sabemos que en esta casa hay mucha plata”, “sabemos que tenés dólares” y “empezá a largar dónde tenés la plata o te pegamos un tiro”, fueron algunas de las frases que lanzaron los ladrones a la pareja.
Según proyectan las víctimas, el interrogatorio pudo haberse extendido aún más en el tiempo de no haber sido por la activación de una alarma vecinal.
“Una vecina nos contó después que empezó a ver movimientos raros en mi casa y por eso activó la alarma. Hasta ese momento, los ladrones habían actuado como si estuvieran siguiendo un plan. Pero cuando empezó el barullo y se dieron cuenta de que la Policía podía aparecer en cualquier momento, se pusieron a hablar entre ellos y decidieron dejarnos tirados en una habitación y escapar”, precisó la víctima.
Pese a la inminente llegada de los patrulleros, los ladrones estaban decididos a no irse con las manos vacías.
En cuestión de minutos realizaron una rápida recorrida por la casa y tomaron varios objetos de valor y el dinero que el propietario tenía en su billetera. Luego, subieron todo el botín al vehículo de la pareja, un Chevrolet Onix, y abandonaron la propiedad.
“No sabemos bien lo que se llevaron, porque hasta ahora no hemos tenido tiempo de hacer un recuento”, precisaron al mismo tiempo que reconocieron que las pérdidas pudieron haber sido mucho más grandes de no haber sido por el estado de las calles.
Según recordaron, una vez que dejaron de escuchar ruidos decidieron salir de la habitación en la que se encontraban para pedir ayuda. Fue en ese marco que se encontraron con la sorpresa de que su auto estaba estacionado en la esquina.
“Se ve que por el barro y las luces que no funcionan, los tipos se terminaron empantanando”
“No se lo pudieron llevar por que se les metió en una zanja. Como había estado lloviendo, se ve que por el barro y las luces de la cuadra que no funcionan los tipos se desviaron hasta que se terminaron empantanando”, proyectó la víctima.
Los vecinos reportaron que vieron salir a tres jóvenes del interior del rodado para luego correr en distintas direcciones.
“Se llevaron lo que les entraba en la mochila. El resto lo dejaron en el auto”, precisó con respecto a los objetos robados.
“Estamos muy preocupados por lo que pasó. Sentimos que nos estuvieron vigilando y no nos pudimos dar cuenta por la falta de luminarias y los pastizales altos”, añadió la mujer.
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