La campaña militar de Putin, cuatro semanas negras para los rusos
Edición Impresa | 25 de Marzo de 2022 | 02:17

MOSCÚ
Desde el inicio de la campaña militar en Ucrania hace un mes, Rusia ha sido objeto de sanciones occidentales sin precedentes, su economía ha entrado en declive, empiezan a escasear los medicamentos y otros productos básicos, ha aprobado leyes contra la libertad de expresión y bloqueado redes sociales.
Es la “nueva realidad” en la que viven los rusos desde el 24 de febrero. Una situación que no se produjo ni siquiera en 2014 cuando Rusia anexionó Crimea y apoyó la sublevación armada en el Donbás, aunque el presidente ruso, Vladimir Putin, está convencido de que su país superará las dificultades.
Mientras la popularidad de Putin ronda el 80 por ciento, un cuarto de millón de rusos ha optado por exiliarse a la espera de tiempos mejores, según fuentes independientes.
SANCIONES Y CAÍDA ECONÓMICA
Putin llamó “guerra relámpago” a la andanada de sanciones occidentales que han aislado su país hasta límites insospechados y le obligaron incluso a suspender durante casi un mes sus actividades bursátiles.
Y es que el sistema bancario ruso fue excluido del sistema de comunicación interbancario internacional SWIFT y las reservas de oro y divisas rusas en el extranjero fueron congeladas.
EE UU y la Unión Europea cerraron su espacio aéreo a Rusia, que respondió cerrando el suyo para las aerolíneas occidentales.
Las sanciones afectan prácticamente a todos los sector de la economía rusa, incluyendo a los oligarcas que apoyan al Kremlin y que tienen numerosos activos en Occidente.
Todos los medios tienen prohibido usar las palabras “guerra” o “invasión” al hablar de Ucrania
Ellos pagaron los primeros platos rotos, aunque los que más lo notarán a largo plazo serán los rusos comunes y corrientes. Y es que el PBI va en camino de contraerse y la inflación supera ya el 12 por ciento.
Las marcas occidentales, desde Apple a Ikea, Lego o Volkswagen, no dudaron en abandonar en cascada el mercado ruso, lo que dejó a muchos ciudadanos sin trabajo.
Las autoridades han reconocido que la contracción económica provocará una suba del desempleo y, por tanto, de las tensiones sociales dentro de la sociedad rusa, aunque esta semana la Justicia rusa se “curó en salud” al condenar a nueve años de cárcel al líder opositor, Alexei Navalny.
Según informó ayer el Gobierno, casi 60.000 rusos perdieron el trabajo debido a las sanciones en lo que va de mes de marzo, a lo que hay que sumar otros casi 14.000 empleados que están de vacaciones sin cobrar su salario.
CENSURA Y ESCASEZ
Que Putin es un hombre de la era analógica es un secreto a voces, al igual que los planes del Kremlin de construir una Gran Muralla digital como la china.
Después de ralentizar Twitter y multar a los gigantes tecnológicos por su apoyo solapado a la oposición democrática, la Justicia rusa fue más lejos al prohibir esta semana las actividades de Facebook e Instagram. El motivo fue la negativa de su empresa matriz, Meta, a eliminar los llamamientos a la violencia contra los rusos, entre ellos los militares.
Además, el jefe del Kremlin promulgó el 4 de marzo una ley que castiga con graves multas y hasta 15 años de cárcel la difusión de “información falsa” sobre el Ejército ruso y los llamamientos a adoptar sanciones contra el país.
Es decir, todos los medios tienen prohibido utilizar las palabras “guerra”, “invasión” o “agresión” para referirse a la actual “operación militar especial” en Ucrania.
Algunas agencias de noticias, canales y rotativos internacionales suspendieron sus servicios y otros dejaron de informar desde Moscú hasta nuevo aviso.
También, como consecuencia de las sanciones, ya hay escasez de bienes básicos como el azúcar o el papel higiénico, y de medicamentos como insulina. (EFE)
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