Inseguridad perpetua: siguen los ataques salvajes contra jubilados

Un hombre de 91 años y su esposa, de 86, sufrieron un terrible asalto en su casa de 510 y 9 bis. Los despertaron con golpes y amenazas y les quitaron todos sus ahorros en plata y joyas. Actuaron tres delincuentes armados

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Son grandes, demasiado. Con los achaques propios de la edad. Están indefensos y no ofrecen resistencia. Por eso nadie entiende el por qué del salvajismo y la violencia con la que los atacan. La inseguridad en la Región, sin dudas, se ha ensañado particularmente con los jubilados. Se trata de una lógica conductual que solo parece encontrar espacio en la mente de los delincuentes. Solo ellos son capaces de tamaña atrocidad. Como la que en las últimas horas vivieron dos abuelos en su casa de Ringuelet.

De acuerdo a lo que pudo saber este diario, tres ladrones armados ingresaron en la vivienda -ubicada en 510 y 9 bis- de un hombre de 91 años y de una mujer de 86, ambos hipoacúsicos. Estaban durmiendo. Y los despertaron de la peor forma: con golpes y amenazas.

El hecho ocurrió durante la madrugada de ayer, previo vulnerar una reja para poder entrar a la finca a través de una ventana.

Los familiares de las víctimas sospechan de que los asaltantes conocían los movimientos de la propiedad. “Creemos que hubo algún tipo de inteligencia previa”, conjeturaron.

En esa línea de pensamiento, avanzaron con que los intrusos “sabían que en la casa vivían dos personas mayores y que estaban solas, porque revolvieron lugares estratégicos en busca de dinero.

Como suele suceder en este tipo de casos, la banda quería los dólares y profundizó sus intimidaciones para que los abuelos “cantaran”.

Catalina, nieta de la pareja, contó que a su abuelo “lo alumbraron con una linterna en la cara y para evitar que se levante, lo golpearon en la cara”.

A su abuela, por su parte, “la agarró otro de los brazos y le sacudió la cabeza contra la almohada. Le cortaron una mano con una trincheta”, agregó todavía conmocionada.

La mujer “fue la más golpeada”, tal vez por haber gritado en medio del asalto.

“Se nota que la agarraron de punto, porque estaba mucho más nerviosa”, refirió Catalina.

Los ladrones, según la descripción que luego brindaron a la Policía, tendrían unos 35 años y usaban pasamontañas. También guantes, de acuerdo a lo señalado por los peritos que recorrieron la escena.

Las herramientas de la casa fueron empleadas para causar temor. Por caso una navaja y una trincheta, con la que después hirieron a la mujer.

Respecto del botín, hay dos versiones. Una habla de 20 mil pesos, entre otros objetos de valor, y otra 180 mil. Pero lo peor no fue eso, sino el maltrato, el castigo al que sometieron a los jubilados.

“Quedaron en shock”, aseguraron los pesquisas que estuvieron trabajando en busca de pistas de los ladrones, de los que al cierre de esta edición poco se sabía.

La búsqueda de cámaras de seguridad es una medida siempre utilizada en este tipo de situaciones, porque una imagen puede poner a la Policía detrás del rastro de este grupo de salvajes.

Voceros del caso indicaron que los delincuentes también irrumpieron en un departamento contiguo, que es para la nieta y que está en refacción.

Al parecer, allí notaron pisadas, un poco de desorden y herramientas que brillaban por su ausencia.

RASTRILLAJES

“Es muy probable que los autores del hecho se movilizaran en algún tipo de vehículo. Por eso es clave recorrer la zona en busca de filmaciones o testigos”, expresó un jefe policial en diálogo con este diario.

En el hecho tomó intervención personal de la comisaría sexta, con conocimiento de la fiscalía de Autores Ignorados N° 9 del Departamento Judicial La Plata.

Demás está decir que en el barrio quedó la conmoción por lo sucedido y una unívoca sensación de miedo. Esa que no alcanza a cubrirse con una reja, un equipo de alarmas o algún perro.

 

 

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