Una cuadra con polenta: la nueva modalidad delictiva en un barrio
Edición Impresa | 29 de Abril de 2022 | 01:53

La delincuencia va adoptando nuevas formas de dejar señales que permitan identificar viviendas, que después convierten en blanco de un robo.
Lo tradicional era que las “marcaran” mediante graffitis en sus frentes. Sin embargo, en la lluviosa madrugada del miércoles, tal como lo reflejó en exclusiva este diario en su edición anterior, asaltaron a la dueña de una finca de 23 entre 77 y 78, en donde -días antes- desconocidos habían desparramado polenta.
Según pudo saber ayer este diario tras recorrer el barrio, otras dos viviendas fueron también “fichadas” con el mismo producto alimenticio, como especie de señuelo.
Pero, al menos hasta el momento, sólo un atraco fue consumado. En los dos casos restantes -se indicó- sus moradores permanecen alertas, tanto de día, como en las horas de la noche.
“VINIERON BIEN PREPARADOS”
En la tarde de ayer, EL DIA obtuvo el testimonio de la jubilada que se despertó en su domicilio en las primeras horas del miércoles, cuando arreciaba la tormenta, con tres encapuchados fuertemente armados y hasta con una mochila con variadas herramientas.
Adriana (65) relató al respecto que todo sucedió a las 3 de la mañana: “Me desperté en medio de la fuerte lluvia y escuché ruido de chapas”.
“Me levanté y me asomé hacia el patio por una ventana trasera, pero no vi nada extraño. Volví a la cama y mientras aún estaba despierta, me sobresalté por el estruendo de un vidrio que estalló. Después supe que lo rompieron adrede los tres delincuentes que se metieron por ahí y que poco antes levantaron la reja protectora de esa ventana con un criquet”, contó.
Segundos después, la banda ya la rodeaba y amenazaba en su habitación.
“Parecían gurkas, porque sólo se les veían los ojos, ya que estaban encapuchados, todos vestidos de negro y con guantes de albañil”, precisó.
No fue la única descripción que hizo la mujer sobre sus asaltantes. También aportó que “eran corpulentos” y remarcó que “vinieron bien preparados, porque además uno tenía una escopeta, otro un revólver chico y tenían herramientas como el criquet, una llave francesa y un destornillador grande, entre otras”.
“ESTABAN APURADOS”
Consultada sobre si fue golpeada o maniatada, respondió: “Por suerte no fueron violentos conmigo, ni siquiera por la poca plata que encontraron en casa, ya que sólo había 7.500 pesos, que me llevaron al igual que a bijouterie y aros de oro”.
Adriana enseguida indicó también que “revolvieron un placard, algunos cajones de la cómoda y las puertas de un mueble de la cocina”.
Y reveló: “Les decía suavemente que no perdieran el tiempo porque no había más dinero que el que ya tenían, pero no me hacían caso. Hasta que comprobaron que no les había mentido y ahí fue cuando decidieron irse. Estuvieron acá unos 20 minutos y en todo momento se notaba que estaban apurados”.
En ese lapso, puntualizó la jubilada, “me dejaron sentada en mi cama”.
Y cuando se le preguntó por dos rayones que tenía en su cara, negó que haya sido por golpes propinados por los delincuentes.
“Seguramente sufrí las lastimaduras porque el ladrón de entrada me tapó la boca con una de sus manos, por miedo a que yo gritara, a lo mejor le quedaron en su guante algunos pedacitos de vidrio de la ventana que destrozaron y sin querer me provocó estos rayones”, teorizó.
Una vez que logró sobreponerse a tamaño disgusto, Adriana enseguida asoció el asalto a una observación que le despertó curiosidad sobre el final de la tarde del sábado pasado.
Y lo explicó: “Salí a la calle para acompañar a una persona que vino a visitarme y cuando iba a entrar de nuevo a casa, noté que en el piso de la puerta de reja había polenta desparramada”.
Ya son tres las casas marcadas en ese barrio con polenta, aunque sólo robaron en la de la jubilada
“Entonces me di cuenta que no se trataba de alguna travesura de chicos, sino que fue con la intención de alguien de marcar mi casa para que vengan a robarme como lo hicieron el miércoles”, reflexionó la damnificada por el asalto.
Adriana confesó que no fue la primera vez que ladrones roban en su vivienda.
En tal sentido, mencionó: “Hace 33 años que vivo acá y ya tuve al menos 6 robos, pero este último fue el primero a mano armada”.
Por último, la jubilada contó que horas después del asalto del miércoles, tuvieron un encuentro con autoridades policiales y otros vecinos del barrio.
“Se hizo en mi casa una reunión por gestión de una vecina que conoce a funcionarios del Ministerio de Seguridad provincial. Vinieron también policías de la comisaría Octava, de la Científica y vecinos. Los funcionarios nos prometieron más presencia policial y hoy (por ayer) vi dos veces a patrulleros”, contó.
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