Fiel a la identidad que lo avala, jugó con el corazón en la mano

Vélez lo atacó con movilidad y buen manejo de la pelota. El León peleó siempre y con elogiables recursos se llevó un triunfo de enorme mérito

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Por MARTÍN MENDINUETA

@firmamendinueta

Nada le faltó al gran partido que los hinchas de Estudiantes vivieron sin respiro. La victoria por tres goles de diferencia, una estupenda goleada que será fácil de recordar con el paso de los años, describe a medias los riquísimos matices de una pulseada futbolera de altísimo nivel.

La fiesta del final estuvo cargada de orgullo y emoción porque el partido no fue sencillo para el amplio vencedor. Vélez, que defendió con errores y otorgando ventajas, atacó demostrando ser poseedor de respetables argumentos.

Maravillosa noche copera que le devolvió ímpetu, tranquilidad y vigorosa ilusión a un equipo al que nunca se le olvidan los rasgos principales de su identidad.

DEFENDIÓ CON CINCO ATRÁS, PERO LO HIZO CON ALGUNOS SOBRESALTOS

La “muralla” que paró el Ruso delante de Andújar no otorgó la tranquilidad ni el orden pretendidos. El gol tempranero de Más no hizo más que despertar la voracidad ofensiva de un rival con buenos recursos técnicos. Dirigidos ahora por un discípulo de Marcelo Bielsa, los muchachos de Julio Vaccari demostraron que la tenencia no le pesaba. A pesar de ubicar una línea de cinco atrás, con el agregado de Jorge Morel entre Rogel y Noguera, Vélez generó varias situaciones de real peligro para Andújar.

Zuqui fue el genuino estratega de quien ganó entregando su máximo esfuerzo. La hinchada se fue feliz

 

¿Dónde estuvo la gran virtud albirroja del inicio? En la convicción y en su histórico poderío para facturar con el juego aéreo.

Mientras el huésped apostó todo a construir moviendo la pelota con rapidez y precisión a ras del césped, Estudiantes le retrucó imponiendo condiciones con el balón volando en el área visitante. Guiado por Fernando Zuqui, a esta altura ya convertido en un emblema Pincha, el local se fue al descanso provocando alegría y orgullo en la multitud que lo alentó percibiendo las dificultades que presentaba la prueba.

DEL PRETE RECUPERÓ SU BRILLO Y REPRESENTÓ UN GRAN APORTE

La buena noche de Tuti dejó una de las mejores sensaciones en el comentario popular. La vuelta al gol de un jugador muy querido por los hinchas representa un gran estímulo para él y vigorosa esperanza para sus compañeros. Estudiantes estaba necesitando este elogiable nivel de quien supo brillar alto durante el semestre anterior.

Los cambios propiciaron el envión final que estiró la distancia entre vencedor y vencido. El cuarto gol combinó clase, frialdad y la siempre lúcida generosidad de Boselli con la delicada técnica del pibe Zapiola. La obra de arte elevó, todavía más, el nivel de una producción ofensiva impecable.

La hinchada volvió a su casa por la obligación laboral de hoy. Si hubiera sido por su gusto, se habría quedado cantando.

Fiel a esa particular idiosincrasia que no concibe alcanzar los objetivos sin haber entregado el máximo esfuerzo, Estudiantes se fue a dormir con los deberes bien hechos.

 

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