Otros dos soldados rusos se declaran culpables de crímenes de guerra

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Dos prisioneros de guerra rusos se declararon culpables ayer de bombardear un objetivo civil en una cuidad del este de Ucrania, en el segundo juicio por crímenes de guerra desde el inicio de la invasión.

Alexander Bobikin y Alexander Ivanov admitieron haber sido parte de la unidad de artillería que atacó la provincia oriental ucraniana de Járkov desde la fronteriza región rusa de Belgorod.

La Fiscalía General de Ucrania dijo que el bombardeo destruyó un establecimiento educativo en la ciudad de Derhachi.

Bobikin e Ivanov, presentados respectivamente como conductor y artillero de una unidad de artillería motorizada, fueron capturados luego de cruzar la frontera hacia Ucrania y de continuar los bombardeos, dijo la Fiscalía.

“Soy absolutamente culpable de los crímenes de los que se me acusa. Disparamos contra Ucrania desde Rusia”, afirmó Bobikin en la audiencia del juicio, celebrado en el distrito de Kotelevska, en el centro de Ucrania, según informó la agencia de noticias ucraniana Ukrinform.

Ivanov dijo que se arrepentía y pidió que no se lo condenara a cadena perpetua. Los fiscales pidieron 12 años de cárcel para cada uno por violar las reglas de la guerra.

El abogado de los acusados pidió indulgencia con ellos y aseguró que habían cumplido órdenes y que se arrepentían. El veredicto se conocerá el 31 de mayo.

Esta semana, un tribunal de Kiev condenó a cadena perpetua a un soldado ruso de 21 años hallado culpable de crímenes de guerra, en el primer veredicto de este tipo en Ucrania desde el inicio de la invasión lanzada por Moscú el 24 de febrero.

El soldado, Vadim Shishimarin, se había declarado culpable de matar a un civil de 62 años que andaba en bicicleta en la región oriental ucraniana de Sumy en los primeros días de la invasión, y había pedido perdón a su viuda durante una audiencia en la corte. Su abogado dijo que apelará la sentencia.

EN EL TERRENO

En tanto, en el terreno, los combates en el este de Ucrania llegaron ayer a su “máxima intensidad”, según autoridades ucranianas, que reclaman con insistencia más armas a los países occidentales para contrarrestar la arrolladora ofensiva rusa.

Las tropas rusas centran actualmente su ofensiva en el este, tras fracasar en su tentativa de tomar Kiev, la capital. “Los combates alcanzaron su intensidad máxima y tenemos ante nosotros un periodo largo y extremadamente difícil”, declaró a la prensa la viceministra ucraniana de Defensa, Ganna Malyar.

Concretamente, el ejército ruso intenta quedarse con el control de la ciudad de Severodonetsk, que tenía unos 100.000 habitantes antes de la guerra.

La localidad es clave para que Rusia controle totalmente el Donbás, una cuenca minera parcialmente ocupada desde 2014 por separatistas apoyados por Moscú.

“Algunas ciudades y pueblos no existen más” en esa región, sometida desde hace días a intensos bombardeos, dijo el ministro ucraniano de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, ante el Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza.

“Han sido reducidas a ruinas por los sistemas rusos de lanzamiento múltiple de cohetes”, precisó el ministro, y agregó que ese es justo el tipo de armas que ahora necesita su país.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, reforzó el pedido, recordando que las tropas rusas eran netamente superiores en “términos de equipo y número de soldados”.

La jefa de la diplomacia británica, Liz Truss, dijo en una visita a Bosnia que “tenemos que asegurarnos de la derrota de Putin en Ucrania, de que una agresión rusa nunca más amenazará la paz en Europa”. (AFP)

 

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