Cada día ganan más adeptos en el afán de cuidar la salud

Edición Impresa

Nicolás Apro

Ingeniero químico y consultor

El desarrollo sostenible es una de las prioridades políticas del presente siglo. Las personas, los hábitats y los sistemas económicos están interrelacionados. Considerar únicamente uno de ellos a la vez, genera errores de juicio y resultados “insostenibles”. El consumidor del Siglo XXI demanda señales claras sobre los alimentos los que pretende sean saludables. El consumo cada vez más responsable exige lo propio en los actores de la producción e industrialización.

Para el empresariado de alimentos la visión estratégica de unir la alimentación saludable y la prevención de enfermedades crónicas con la protección del medio ambiente, llevados de la mano de la innovación, el desarrollo y la incorporación de tecnologías no reduccionistas, es de fundamental importancia.

En este contexto los productos orgánicos no son una moda pasajera, cada día ganan más adeptos en el afán de cuidar su salud. Definir orgánico es hablar de un producto que proviene de una agricultura ecológica, que respeta la naturaleza y el medio ambiente, que tiene estrictas normas sobre el uso de herbicidas, pesticidas y fertilizantes, con la finalidad de que el producto sea lo más natural y sano posible.

Argentina es el segundo país del mundo en producción orgánica detrás de Australia. Se puede ganar mayor competitividad pero para ello es necesario fortalecer la calidad, la certificación de los productos y mejorar la logística de distribución.

 

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