En el barrio sigue la conmoción por el hallazgo: “Tenían una vida por delante”

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En la tarde de ayer, 48 horas después del penoso desenlace de dos amigas que murieron en un departamento de 58 y 29, todavía perduraba en el barrio un halo de tristeza.

Sucede que Carla Viviana García (46) residía en uno de los departamentos del monoblock ubicado en la zona de Parque Castelli, y era conocida por comerciantes y algunos vecinos de esa zona.

Celia Rojas (49), propietaria de la verdulería emplazada a escasos metros del escenario del trágico hecho, tuvo la oportunidad de tratar diariamente con García.

Apenas este diario le hizo saber el motivo de la consulta, en el rostro de la comerciante se dibujó una mueca que evidenciaba el impacto emocional que le provocó la temprana y absurda muerte de quien había sido su clienta.

“ME SALUDABA SIEMPRE”

Consultada por cómo había resultado su experiencia, en el contacto cotidiano con la infortunada mujer, reveló que “era una clienta muy respetuosa, de muy lindo trato y que me saludaba siempre, ya sea cuando venía al negocio como si pasaba por la vereda y me veía”.

Celia recordó que Carla García “acostumbraba venir al local al mediodía y por lo general compraba determinadas frutas y verduras”.

Al preguntarle si en sus visitas a la verdulería la víctima mantenía algunas conversaciones sobre su vida privada, la comerciante respondió que “no, nunca tuvimos esa confianza. Más que nada elegía lo que iba a comprar, pagaba y se iba”.

“Quizá venía con el tiempo justo o por ahí era una persona muy reservada”, conjeturó la comerciante.

Y puntualizó que a la verdulería iba “siempre sola”, y agregó que “es muy probable que lo hiciera antes o después de ir trabajar”.

“TARDAMOS EN SABER QUIÉN ERA”

Por otra parte, la verdulera reflejó que en el barrio, “al principio, tardamos en saber quién era la vecina que había muerto junto a una amiga en uno de los departamento de los monoblocks”.

“La policía llegó enseguida, había mucho movimiento, pero ignorábamos quién era la mujer fallecida y la otra víctima que la acompañaba”, consignó.

A su vez, admitió que una vez que se dilucidó esa cuestión, “me dije, no puede ser”.

“La verdad es que me entristeció mucho la noticia, porque más allá de que una de ellas había sido clienta mía, las dos mujeres eran jóvenes, con una vida por delante y que tenían hijos chicos”, concluyó.

 

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