Antes del anuncio por el dólar, Alberto Fernández volvió a criticar a los productores del agro
Edición Impresa | 27 de Julio de 2022 | 04:03

Carlos Barolo
El peronismo recordó ayer el 70º aniversario de la muerte de Eva Duarte. Pero el mensaje principal que dejó, temprano, el discurso, del presidente Alberto Fernández, que es el titular del Justicialismo, en realidad no apuntó tanto a exaltar la figura de la segunda esposa de Juan Domingo Perón sino a renovar sus ataques contra los productores rurales, a quienes apunta, junto con el kirchnerismo, por la escasez de dólares en el Banco Central. Lo llamativo que el duro discurso fue antes del anuncio de una liquidación más beneficiosa para la cosecha, aunque en un periodo muy acotado, que abrió más interrogantes políticos, que económicos.
“Algunos siguen especulando con una devaluación para vender lo que tienen que vender y hacer ingresar los dólares que le permitan a la Argentina seguir creciendo”, dijo Alberto en obvia alusión a los granos de soja que se alojan en silobolsas. Lo hizo en el acto de homenaje a Evita que se realizó por la mañana en el complejo hotelero de Chapadmalal, partido de General Pueyrredón, junto a funcionarios de su gabinete. Esa construcción se inició durante el primer gobierno peronista, impulsado por la Fundación de la ayer homenajeada.
Fernández, en medio de la atmósfera de tensión en su relación con el sector agropecuario, indicó además que hay que “enfrentar” a aquellos que se opongan a una “patria justa, libre y soberana” y quieran “concentrar” los ingresos. “Creemos que los que trabajan tienen el mismo derecho a participar de esas ganancias como los que invierten capital y producen”, analizó, casi como si fuera un comentarista de izquierda.
El de ayer fue el segundo capítulo de una ofensiva que, evidentemente, busca mostrar al sector rural como “el malo de la película”. El último viernes había dicho algo similar en un acto en la Casa Rosada, cuando avisó, cual cruzada quijotesca, que le va a “poner el pecho” a los problemas que afronta el país y que no le van a “torcer el brazo”.
Sin embargo anoche, en forma sorpresiva, el Banco Central anunció un dólar diferencial para el campo, un estímulo para que efectivamente avance la liquidación de divisas. Pareció un guiño aunque la Rural avisó que la fórmula es “muy confusa”.
Entre el viernes y ayer hubo un dato político ineludible: un almuerzo, el sábado, entre el Presidente y Cristina Kirchner, una histórica cultora del odio visceral al sector rural. ¿Habrán terminado de hilar la estrategia que se vio ayer, que podría resumirse como ceder después de la dura crítica? ¿O la vice no comparte ese gesto hacia el campo? Hoy será un día en que se verá si el kirchnerismo duro, que tiene voceros muy filosos, acompaña la medida de Miguel Pesce.
Las declaraciones de Alberto llegaron en momentos en que suceden ciertos hechos sensibles y preocupantes.
Uno: en algunos puntos del interior, manos anónimas han destruído silobolsas que contenían granos, en un mensaje vandálico y cuasi extorsivo. Es plata que pierde el dueño de esos granos.
Dos: organizaciones piqueteras afines al gobierno -Barrios de Pie, por ejemplo, cuyos líderes son funcionarios nacionales- anunciaron que el sábado, durante el principal acto de la Exposición Rural, marcharán al predio de Palermo para “exigir” que los productores le vendan los granos a los exportadores y liquiden así los tan anhelados dólares. Resta saber si mantendrán la movilización ahora que existe el “dólar soja”.
Por cierto, el silencio de Alberto respecto a esa marcha que se anunció suena a un aval presidencial a la movida piquetera. ¿Quien se hará responsable si se producen incidentes en un escenario donde claramente se respirará tensión de principio a fin? Misterio.
A los dichos de Fernández de ayer salió a responderlos el presidente de la Sociedad Rural, Nicolás Pino. “Es una pena, está mal asesorado”, dijo. Agregó: “No puede tratar de especulador al sector que más produce, al sector que más invierte y el que más aporta a la Argentina a nivel de dólares que el país necesita. Siete, ocho dólares de diez que ingresan al país son producidos por este sector de la agroproducción”. Lo respaldan los datos oficiales, por cierto: en el primer semestre ese sector exportó por 19.100 millones de dólares.
La culpa del otro
En el oficialismo parece un ejercicio habitual el traslado de culpas a otro. La falta de dólares es porque el campo no liquida. La inflación, ese mal que resulta de muchos desbarajustes, se debe a los especuladores formadores de precios -léase, el sector empresario- que, como el campo, espera un ajuste en el cambio.
Al respecto, el Presidente le pegó ayer a ese universo. “Hacen faltar mercaderías especulando con que los precios suban”, sostuvo. Otra: “Manipulan los precios de los supermercados y promueven inflación haciéndole sentir a la gente que la moneda se va a devaluar; son los que esperan que la Argentina s debilite y devalúa para vender lo que hay que vender”.
Sería inocente descartar un componente especulativo en este tema.
Pero, claramente, el mismo se instala por la falta de certezas que impera en la economía, la ausencia de precios ciertos a futuro, la falta de insumos por la traba a las exportaciones, la tendencia a emitir dinero sin control para solventar un gasto público en ascenso constante y, además, la falta de cohesión política en la alianza que gobierna.
Las declaraciones llegan mientras suceden ciertos hechos sensibles y preocupantes
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