Triunfos, campeonatos y el “Trueno Naranja”

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Eduardo Tucci

deportes@eldia.com

Resultará imposible olvidar los momentos e imágenes imborrables generadas durante la extensa trayectoria de Carlitos Pairetti uno de los protagonistas de la historia grande del deporte tuerca.

“Il mato”, como se lo conocía el ambiente del deporte motor, fue uno de los ilustres integrantes de la “Cuna de Campeones” de Arrecifes, ciudad que, entre otros grandes ha cobijado a Froilán González, Luis Di Palma, Carlos Marincovich, Néstor Jesús García Veiga y, más acá en el tiempo a Norberto Fontana y al multicampeón Agustín Canapino. En esa ciudad se fue forjando la trayectoria de Pairetti que tuvo como uno de sus logros en la obtención en 1968 del campeonato argentino, 22 triunfos en el TC, una notable victoria en las 500 millas de Rafaela y actuaciones en míticos trazados de Europa y Estados Unidos.

Apasionado de los fierros tuvo que hacer un gran sacrificio para poder incorporarse al TC, la categoría nacional por excelencia. Pairetti debutó en la ruta en la “Vuelta de Pergamino” con un Chevrolet que pertenecía a otro arrecifeño también muy vinculado a los fierros: Néstor Marincovich. Ya en esa primera carrera mostró que tenía pasta para dominar a las pesadas máquinas del TC mezclándose con los grandes de la época Juan Gálvez y Dante Emiliozzi.

Hubo un auto que lo marcó para siempre, el “Trueno Naranja”, un moderno vehículo para la época impulsado por un motor Chevrolet con el cual tocó el cielo con las manos al lograr el campeonato 1968. Con la construcción de ese auto, Pairetti se adaptó al advenimiento de los evolucionados prototipos del TC. El “Trueno Naranja”, una de las máquinas históricas de nuestro automovilismo, se encuentra actualmente formando parte del Museo que funciona en el autódromo Roberto Mouras de La Plata.

Las notables actuaciones a nivel local le permitieron probar suerte en el muy competitivo ambiente europeo. Acelerador a fondo, Pairetti además del título de TC en 1968, dos Grandes Premios de TC (1963 y 1966), un victoria en las 500 millas de Rafaela (1968) y 22 triunfos en la categoría más popular del automovilismo argentino consiguió el apoyo necesario para ir a Europa. Lo acompañó en el bravo desafío ni más ni menos que Juan Manuel Fangio. Rápidamente, Carlitos se adaptó al medio y expuso su forma de correr: siempre al límite en todos lados. Eso le valió el sobrenombre (”Il Mato”) haciendo alusión a su particular, y por momentos alocado, estilo sobre un auto de carrera.

Los archivos muestran a Pairetti protagonista permanente de noticias relevantes. Como, por ejemplo, cuando de un día para otro, decidió cambiar de marca y pasó de Chevrolet a Ford, como si fuera de Boca a River o viceversa, ya que son las dos marcas protagonistas de una rivalidad histórica en el automovilismo nacional. O cuando decidió participar en una película con Sandro en 1970 de quien se hizo muy amigo.

En definitiva se ha ido un grande del automovilismo argentino. Alguien que siempre estará presente cada vez que un auto de carrera salga a la pista.

 

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