Faltan políticas para lograr que los ciclistas puedan circular más seguros por las calles

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Estudios realizados por fundadores e integrantes de grupos de ciclistas de nuestra ciudad estimaron que en La Plata existen unas 400 mil bicicletas y que, los fines de semana, unas 50 mil personas salen a pedalear. El trabajo realizado determinó también que el diagrama callejero platense, tanto en el casco urbano como en la periferia, no se encuentra preparado para absorber semejante número y que, además, en los protagonistas del tránsito subsisten falencias educativas que agravan la situación.

“Cada fin de semana casi todos los ciclistas quieren dirigirse hacia los caminos rurales, pero para llegar deben recorrer no menos de 10 kilómetros por calles de mucho tránsito automotor”, dijo uno de ellos. Está claro quién de los dos -el que conduce un automóvil o el que maneja una bicicleta- es el que suele sufrir las más graves consecuencias, en caso de que ambos vehículos se embistan. Más allá que, vale hacerlo notar, también se dan numerosas imprudencias entre los ciclistas que llevan a accidentes.

Los ciclistas conformaron una suerte de mapa de riesgos, que se integra con muchos de los principales caminos de acceso a La Plata -como el Centenario, el Belgrano, las rutas 11 y 36, así como las calles 44, 60, las avenidas 1 y 7 hacia el sur platense, entre otros- muchos de ellos carentes de banquinas y que exponen a los ciclistas a peligros constantes.

Si bien se aludió la imprudencia de muchos automovilistas, que actúan en las calles en forma desaprensiva, a modo de autocrítica se mencionó que muchos ciclistas no utilizan casco para circular o usan auriculares y ven así disminuida la percepción del entorno y del potencial peligro por no estar atentos. Es común, asimismo, ver cómo algunos ciclistas no reparan en cruzar con luces rojas.

Existe desde hace varios años un estudio realizado por la Agencia Nacional de Seguridad Vial, que contiene distintas estrategias y propuestas de medidas destinadas a mejorar la seguridad de los ciclistas en nuestro país, que de ser aplicado podría en buena medida constituir una respuesta oportuna al ostensible mayor incremento en el uso de bicicletas, acentuado a partir de la pandemia.

El informe conocido propone pautas para una circulación más segura de las bicicletas en los distintos diagramas callejeros y ofrece conclusiones obtenidas también de consultas realizadas a más de 17 mil ciclistas. Ello, en el contexto de considerar a las bicicletas como “un medio económico, ecológico y saludable”, así como “una de las mejores opciones para alcanzar una movilidad más sustentable y segura”, según se expresa en el estudio.

Las propuestas que surgieron del estudio de la ANSV apuntan a “la construcción de infraestructuras exclusivas para este tipo de usuarios, como ciclovías y bicisendas”, y “la creación de estacionamientos que brinden seguridad y facilidad” en la vía pública, lugares de trabajo, escuelas y clubes.

También sugiriere medidas que apunten a controlar “el incumplimiento de normativas de tránsito, instalar semáforos para bicicletas sobre las ciclovías que se consideren necesarias, reducir las velocidades máximas en espacios donde confluyen automóviles y bicicletas y también otorgar facilidades económicas y generar incentivos”.

Está claro que resolver y despejar el peligro que implica el desplazamiento excesivamente veloz de automóviles en las ciudades y, al mismo tiempo, lograr que los ciclistas se incorporen a la dinámica del tránsito respetando las señalizaciones y actuando con prudencia, para lo cual será necesario intensificar campañas de concientización, constituyen premisas inevitables para una reforma que es preciso profundizar.

 

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