¿Perpetua para los 8?, la duda que atraviesa el juicio por Báez Sosa

Pablo Funaro

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“Homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”. Al margen de otra imputación por “lesiones leves”, la acusación que pesa sobre Máximo Pablo Thomsen; Ciro Pertossi; Enzo Comelli; Matías Franco Benicelli; Blas Cinalli; Ayrton Michael Viollaz; Lucas Fidel Pertossi y Luciano Pertossi, presuntos autores del asesinato de Fernando Báez Sosa, ocurrido el 18 de enero de 2020 en Villa Gesell, es lo suficientemente grave para que a todos les apliquen la pena de prisión perpetua, claro en el supuesto de que la Justicia los encuentre culpable de esos cargos.

Ahora la pregunta que se ha instalado a modo de debate nacional, es si a los ocho detenidos les cabe la misma condena o los jueces, técnicos del derecho, harán una disquisición según lo que hicieron en la escena trágica y lo que se dé por efectivamente probado.

Los que le destrozaron la cabeza a golpes y puntapiés a Fernando, los que evitaron que los amigos del agredido acudan en su auxilio o el que filmó la salvaje agresión, ¿tienen el mismo grado de culpabilidad?

Las posturas de las partes están más que claras. Mientras la fiscalía y el particular damnificado hablan de un ataque en manada, organizado y con divisiones de roles, lo que sostendría la máxima pena, la defensa rechaza ese extremo y apunta a una muerte en riña o a un homicidio sin calificantes, figuras que tienen otro tipo de penas no tan gravosas.

Aunque no ha sido demasiado explícita aún, en la unidad del grupo de imputados, que se mantiene en un inquebrantable silencio, el doctor Hugo Tomei parece abonar esa teoría, mucho más cuando los padres de quienes, eventualmente, podrían recibir una sanción menor, no han abierto la boca y tampoco decidieron cambiar de abogado, en una jugada cuando menos extraña y peligrosa.

La decisión estará en manos de los jueces María Claudia Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lazzari, integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal I de Dolores.

En principio, se escuchó mucho decir que por esta cuestión central, los imputados no optaron por el juicio por jurados, ya que saben de la existencia de una condena social que los alcanza a todos y por eso depositaron sus expectativas en un órgano con especialistas en derecho penal, que sabría leer el caso por fuera de esos parámetros o cualquier preconcepto.

Hasta el momento, de las declaraciones testimoniales se desprende una agresión bestial, salvaje e injustificada, que le ocasionó la muerte a Fernando Báez Sosa.

Con relatos desgarradores, que conmovieron a propios y extraños, se sabe que no había otra opción que el resultado muerte ante semejante violencia.

Los cuestionamientos sobre la forma en que a la víctima le hicieron las tareas de reanimación, solo parecen esconder una burda chicana procesal y la intención de desviar el foco de lo sucedido.

Ahora, de la prueba testimonial no habría surgido una sindicación clara y concreta para cada uno de los imputados en la maniobra fatal.

Hay dos o tres nombres que aparecen siempre, pero el resto, al margen de que está filmado y eso impide que alegue su falta de intervención en el hecho, no se lo menciona.

Por eso, la duda que se hace la Argentina entera. ¿Puede haber perpetua para los ocho, la sorpresa de alguna absolución o, llegado el caso, serán sanciones diferentes? A fin de mes, conoceremos la respuesta.