Infectado por su tibieza y con la discutible decisión de dejar a Sosa en el banco, decepcionó

Sin el “Principito” fue un equipo amorfo; y con él, la mejora fue evidente. ¿Por qué Manyoma de titular? El Rusito derrochó carácter

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Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

Estudiantes transita un momento de rendimiento mediocre donde no puede guardarse nada. Ni jugadores, ni energías; nada. Su enorme fragilidad desnuda las carencias individuales y colectivas que sólo le permiten festejar de vez en cuando.

A dos meses de fin de año están muy claras las necesidades de un plantel que, demasiado castigado por diferentes lesiones, sólo tiene encendida la ilusión de ganar la Copa Argentina.

Los dirigentes, al igual que muchos hinchas, creen que Estudiantes tiene mejor director técnico que jugadores y que todo puede corregirse tomando decisiones acertadas en el próximo mercado de pases, pero Eduardo Domínguez también se equivoca.

La formación titular de ayer presentó, de mitad de cancha hacia adelante, un silueta amorfa, donde cada observador trataba de interpretar qué función debía realizar cada protagonista.

¿Qué méritos acumuló el colombiano Alexis Manyoma para estar desde el inicio? No se encuentran con facilidad.

¿Por qué Sosa no fue incluido entre los titulares? Si el tema es el desgaste de su físico, no se entiende entonces por qué lo incluyen cuando “la historia se pone brava”. Si la decisión es darle sólo un tiempo de acción, por qué no incluirlo al comienzo, e ir monitoreando la manera en que responde.

Estudiantes perdió ante Platense porque fue tibio. El concepto es duro, aunque real. Sólo el Rusito Ascacibar derrochó temperamento fuerte como hicieron los dirigidos por el Titán.

El equipo dirigido por Martín Palermo, claramente inferior en la calidad de sus futbolistas, lo superó en actitud, en carácter y en convicción. El Calamar jugó como si tratara de una final; Estudiantes, no. Allí y en algunas decisiones de su entrenador debe buscar las razones de una derrota evitable.

el calamar supo sacar provecho en un trámite carente de brillos

Estudiantes dejó en el primer tiempo la nítida sensación de haber extrañado horrores la distribución del juego que venía aportándole, con momentos de mucha lucidez, José Sosa.

Para que quede claro: El Pincha sin el Principito fue un equipo con enormes dificultades para construir juego asociado una vez que cruzaba la mitad de la cancha.

Con enjundia e innegociable determinación para llevar a cabo una estrategia basada, fundamentalmente, en asfixiar con presión constante a su huésped, Platense fue práctico; y el Pincha, apenas una sombra difusa.

Entre los gruesos errores defensivos, pases carentes de precisión y verdadera anemia ofensiva (especialmente en la casi nula participación de Mauro Boselli), el equipo que definió Eduardo Domínguez para ir a buscar la victoria a Vicente López jugó un primer tiempo decepcionante desde todo punto de vista.

Puede afirmarse, sin temor a incurrir en una afirmación equivocada, que el Pincha regaló el primer capítulo por culpa de su alarmante tibieza.

La decisión de dejar en el banco de suplentes a José Sosa, justo en su mejor etapa desde que regresó de Europa, le ocasionó al equipo un daño tan profundo y evidente como innecesario.

LA ACTUALIDAD DE BOSELLI ES UN TEMA QUE A TODOS PREOCUPA

Aunque luzca como una obviedad, no está de más recalcar que toda la gente de Estudiantes adora a Mauro Boselli y es por eso que los propios hinchas sufren al verlo en un nivel muy bajo, donde todo le está costando demasiado.

Ayer, en su regreso a la formación titular, participó poco de las acciones y sí ejecutó de maravillas el penal. Ante esta realidad el debate sobre qué debe hacer el entrenador dispara hacia diferentes puntos de vista.

Con lo mejor que tiene, en cuanto a apellidos y a derroche de energías, Estudiantes debe afrontar el tramo final de un semestre donde ha perdido estatura de rendimiento.

El partido ante Boca, que definirá si se convierte o no en finalista de un torneo con premio muy valorado (clasificación automática a la próxima Copa Libertadores) lo mantiene “vivo”. Su deslucida actualidad, infectada por fallas que se aprecian a simple vista, le demanda un ejercicio autocrítico severo. Si no juega a fondo, este equipo sale a caminar por una cornisa delgada, alta y sin red de seguridad.

Estudiantes

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