Ingreso en Ciencias Médicas de la UNLP: llegan más extranjeros que argentinos

Un relevamiento marcó en los últimos años que el 24 por ciento de quienes inician la carrera son inmigrantes y sólo el 7 por ciento proviene de distintas provincias del interior del país. Superpoblación y poca infraestructura

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Un revelamiento sobre la composición estudiantil en las distintas facultades de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), tal como ya lo había anticipado este diario en otras notas, confirma en Ciencias Médicas el fuerte incremento en los últimos años de alumnos de otros países: el 24 por ciento del total de los alumnos proviene del extranjero (y solo el 7 por ciento llega de las provincias del interior del país).

Sin embargo, ese porcentaje, que se extiende a lo largo de los seis años de la carrera, no refleja completamente la realidad de la población universitaria. En primer año, el fenómeno es aún más notable, ya que más de la mitad son migrantes. Claro que con el tiempo y a medida que avancen en su carrera, es muy probable que ese porcentaje en los años superiores aumente teniendo en cuenta los nuevos ingresantes y los que ya están.

Ese análisis sociodemográfico fue realizado por el Laboratorio de Desarrollo Sectorial y Territorial y se basó en datos proporcionados por el Centro Superior para el Procesamiento de la Información (CESPI). El objetivo fue arrojar resultados estadísticos sobre la composición estudiantil y las tendencias de graduación en esta institución académica.

De la totalidad de los alumnos ingresantes en 2023, el 53,7 por ciento (3.981 estudiantes) son extranjeros, mientras que el 46,3 por ciento (3.426 estudiantes) argentinos. Estas estadísticas no oficiales, obtenidas por EL DIA, muestran que por cada 100 estudiantes oriundos de algún lugar de nuestro país, iniciaron su carrera terciaria en nuestra ciudad aproximadamente 116 estudiantes extranjeros.

Los más numerosos, por poco tiempo

Los estudiantes de Ecuador crecieron 80 por ciento respecto a 2021 y conforman la comunidad extranjera más numerosa. Una de las particularidades del grupo es que, generalmente, desarrollan sus actividades académicas hasta segundo año en la Ciudad y luego vuelven a su país para continuar desde tercero en una universidad que ya nos les exige el ingreso y admite el 100 por ciento de equivalencias.

Si bien la universidad se enorgullece de su “diversidad y apertura”, algunos cuestionamientos surgen en cuanto a la sostenibilidad y la capacidad de la institución para afrontar esta nueva realidad.

Por un lado, el desborde por la cantidad de estudiantes y, por el otro, las cuestiones arancelarias, que genera preocupaciones sobre la financiación de la educación pública.

Los números hablan por sí solos: de 396 ingresantes en 2015, a más de 3.000 en 2016 y 2017, hasta saltar a los 3.992 preinscriptos para el año 2019, según se desprende de las estadísticas de la UNLP. Un incremento de 1.000 por ciento en poco más de tres años.

Mientras que la cantidad total de alumnos durante el mismo lapso creció más del doble: de 3.582 a 7.390. Sin datos oficiales aún, este año se calcula que se anotaron aproximadamente 7.800. Pero lo cuantitativo le roba espacio a lo cualitativo y la pregunta por la calidad de la formación sigue silenciada, porque el discurso de la inclusión parece mucho más tentador.

La Ley de Educación Superior (LES) que en octubre de 2015 impuso el ingreso irrestricto a Medicina súper pobló una carrera donde han salido excelentes profesionales.

Las consecuencias eran esperables: un aumento significativo en el número de inscriptos, con casi ocho mil estudiantes que cursan actualmente.

En este sentido, este rápido y abrumador crecimiento en la cápita estudiantil ha dejado al descubierto las limitaciones de la facultad en términos de infraestructura, aulas y recursos docentes, planteando desafíos en la calidad de la educación y la experiencia de los estudiantes. No hay espacio físico que alcance para seguir como corresponde, por ejemplo, el dictado de una clase.

A pesar de que el ingreso eliminatorio en Medicina rigió desde 1992, la falta de preparación para esta avalancha de estudiantes ha posicionado a la Facultad en el centro de un acalorado debate sobre las ventajas y desventajas de la nueva medida que lleva ya ocho años de vigencia.

En última instancia, encontrar el equilibrio entre la apertura a la diversidad y la sostenibilidad de la educación superior es un desafío complejo. La UNLP debe abordar estos cuestionamientos de manera estratégica, garantizando que la calidad de la educación no se vea comprometida y que se promueva la contribución mutua entre estudiantes nacionales e internacionales, con el presupuesto que el Estado decida invertir cada año.

La UNLP enfrenta una encrucijada en su búsqueda de mantener su estatus como una universidad pública y gratuita de excelencia, mientras acoge a una comunidad cada vez más diversa y numerosa de estudiantes, incluso de otros países. La planificación cuidadosa y la inversión en infraestructura y recursos serán esenciales para garantizar que la universidad local pueda cumplir su misión de educación de calidad y desarrollo inclusivo.

En Medicina el 24% de los alumnos provienen del extranjero, según un relevamiento

 

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