En la calle, un “menú” de venta ilegal que puede complicar la salud
Edición Impresa | 19 de Noviembre de 2023 | 03:05

Es mediodía soleado de un día de semana y desde la explanada del Ministerio de Obras y Servicios Públicos se observa una precaria parrilla desde la que se ofrecen chorizos y hamburguesas a decenas de alumnos, empleados y vecinos que pasan por ese espacio. La escena no es aislada, sino que se reitera en otros espacios públicos como otra expresión de la venta ilegal callejera.
Pese al atractivo aroma de la carne asada, quedan preguntas sobre los controles acerca del cumplimiento de la normativa referida al comercio en la Ciudad y la calidad de lo que se consume en la calle, sin mínimas medidas de higiene a la vista.
El “menú” de la calle no es sólo parrilla. En los puntos neurálgicos del tránsito vial y peatonal se ven también puestos con pilas de sandwiches, jugos y licuados, tortas asadas a la parrilla y algunos panificados.
La avenida 1, en el área de la estación de trenes hasta atravesar el Bosque en dirección a 60 tiene varias paradas. Lo mismo hacia el interior del predio, en particular, en los días de partidos de fútbol o recitales. También hay comida y bebida, en los centros comerciales de calle 8 y 12, Plaza San Martín y lugares de concentración como los accesos a la Ciudad y los hospitales públicos.
En casos, especialmente de las parrillas, llevan años y hasta décadas en algunos puntos de la Ciudad y la Región.
Desde el Municipio se indicó que “hay controles” a la venta callejera y “si se denuncia por Suav (la línea telefónica 147) también se interviene”.
La higiene alimentaria se define, según la OMS, como el conjunto de condiciones y medidas que deben estar presentes en todas las etapas de producción, almacenamiento, transformación, transporte, conservación y cocinado doméstico del alimento, para garantizar la salubridad.
La venta callejera, expresión de la venta ilegal, indica ausencia de contralor estatal sobre esas y otras normas. Se sabe que preservar la integridad de lo que se come tiene impacto en la salud y el bienestar de los consumidores.
Martín Ranea, titular de la asociación comercial de calle 12 y empresario gastronómico, sostuvo que son temas en los que tiene que haber regulación, “porque todo lo que es manipulación de alimentos es delicado ya que está en riesgo la salud. Siempre defendiendo la libertad de trabajar, eso debe darse dentro de las normas”, sostuvo.
El empresario remarcó que no se puede hacer cualquier cosa bajo el amparo del derecho de trabajar, “en este tema hay que respetar las normas de salubridad y bromatológicas, contar con las habilitaciones correspondientes para que no haya riesgos de enfermedades”, agregó Ranea.
Entre los comerciantes se analiza que mientras la venta callejera representa un “rebusque” para algunos desocupados, otros son víctimas de quienes hacen negocios en ese rubro ilegal.
“Se debe apoyar a quienes quieren trabajar, pero todo debe darse de acuerdo a las normas y habilitaciones, respetando la trazabilidad de la mercadería, la compra con factura, todo necesario para que se preserve la salud de consumidores y hasta del vendedor”, sostuvo.
Otro empresario del sector, Martín Bizet coincidió en que el tema es preocupante, “desde lo comercial implica una competencia desleal, injusta para el comerciante formalmente instalado, pero lo más grave es que hay un tema de salud en juego”, afirmó y agregó que en las ventas de alimentos en las calles “no hay control de nada. Por ejemplo, de la cadena de frío, de la procedencia de los alimentos o de cómo fueron procesados”.
Bizet consignó que, hace un tiempo, empresarios del sector hicieron un relevamiento y observaron, entre otras irregularidades, que los alimentos frescos se cocinaban en parrillas oxidadas que no se limpiaban previamente. “El tema es más delicado que la venta ambulante porque entra en juego la salud, puede haber intoxicaciones u otros problemas, por eso insistimos en que el Estado debería estar mas presente”, indicó Bizet.
Como ejemplo de regulación mencionó el sistema de puestos móviles denominados “food truck”, que “son pequeños locales con rueda. Entonces, se articula y regula como otro emprendimiento gastronómico. Es una cuestión de decisión política, ahora esperamos a los nuevos funcionarios para ver si logramos erradicar una venta que es desigual, ilegal y peligrosa”, apuntó Bizet.
Osvaldo Rinaldi, titular del Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires dijo que “el que debe controlar es el Municipio, a través de la secretaría de Salud, el veterinario es el que certifica la producción. La venta callejera es incumbencia de la Municipalidad, a través de sus inspectores que pueden ser o no veterinarios”.
Empresarios gastronómicos relevaron la venta ilegal de comida en la calle
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