Messi mostró su liderazgo en un Maracaná muy caliente, pero debió salir por una molestia
Edición Impresa | 22 de Noviembre de 2023 | 03:08

Clásico de dientes apretados, pierna fuerte y un clima enrarecido entre los jugadores desde la toma de posición de los jugadores argentinos mientras sus pares brasileños ni siquiera se acercaron a la tribuna pero frenar el accionar habitual de la policía carioca.
El regreso de los futbolistas albicelestes al campo de juego generó los primeros cruces, con Lionel Messi y De Paul reclamando por el accionar de los jugadores del “Scracht”. Rodrygo, el jugador del Real Madrid, fue uno de los receptores del reclamo del 10 argentino, incluso con una presión sobre el cuello del brasileño. Las discusiones se reiteraron minutos después cuando debió ser atendido el propio De Paul por un golpe de Gabriel Jesús.
Desde una posición flotante con una línea de cuatro mediocampistas y solamente Julián Álvarez por delante, Messi jugó incómodo entre la asfixia de la presión y una molestia muscular que lo obligó a masajearse dos veces en la primera mitad. Pudo jugar poco integrándose al circuito de juego con Mac Allister y Gio Lo Celso.
El partido constantemente se vio interrumpido por las infracciones del equipo local, que antes de los 15 minutos de juego ya tenía amonestados a Jesús y a Raphinha. Mientras Diniz, el entrenador brasileño, reclamaba por el cobro de faltas que eran infracciones, desde el banco argentino se levantó Walter Samuel para hacerle saber su descontento.
El primer tiempo fue la continuidad del clima caliente de la previa, en un juego con muchos roces
Una falta de Raphinha sobre Mac Allister reavivó las protestas de los jugadores argentinos en un partido parejo y peleado, jugado con muchísima tensión y con la mayoría de los jugadores dejando la suela en las divididas. En un partido muy difícil de dirigir para el chileno Piero Maza, Cuti Romero también vio la amarilla antes de la media hora de juego. Y Carlos Augusto cortó una contra de Lo Celso bien alto y también fue amonestado.
El segundo tiempo fue menos friccionado, quizá desde un Brasil más agresivo para intentar jugar que para raspar. Por eso, el juego fue algo más fluido, y esa mejoría brasileña tuvo su respuesta después de los primeros 10 minutos, cuando creció el juego argentino desde la convicción de jugar. En ese contexto llegó la apertura del marcador con el cabezazo de Otamendi tras un córner de Lo Celso.
A los 32 minutos, Messi debió salir y le dejó el lugar a Ángel Di María. Minutos antes, el capitán albiceleste se había acercado al banco para alertar que no podía más. La impotencia de los locales se cobró una roja por el manotazo del ingresado Joelinton sobre De Paul.
Sin grandes sobresaltos, Argentina redondeó un triunfo histórico. La noche en que la cabeza pudo más que los palos.
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