La capacitación en oficios, una alternativa valiosa para una salida laboral

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En muchas ocasiones se analizó en esta columna la importancia que tiene el conocimiento de oficios. En primer lugar, para que muchas personas puedan encontrar en ellos una salida laboral, mediante la cual es posible alcanzar un futuro mejor. A su vez, esos logros personales redundarán en beneficios para la sociedad.

Lamentablemente, de acuerdo con numerosas estadísticas y estudios como “El Estudio Regional Comparativo y Explicativo” (ERCE), el 52 por ciento de los egresados de las escuelas primarias del país no comprenden lo que leen. Lo grave es que, en la mayoría de las provincias argentinas, los resultados obtenidos demuestran que la situación ha empeorado en relación al periodo anterior a la pandemia. Además, la brecha entre los distintos niveles socioeconómicos es alta, aún en la ciudad de Buenos Aires.

De ser un ejemplo para toda Latinoamérica, en nuestro país el nivel de desempeño en lectura es inferior al del promedio del subcontinente.

Esa situación reclama un esfuerzo del Estado y la inestimable contribución de voluntarios en un programa a desarrollar en las barriadas vulnerables para generar interés en la lectura como un elemento hasta de progreso personal en lo económico.

Es cierto que diversas entidades han organizado en el transcurso este año numerosos cursos de enseñanza de oficios tradicionales, es una tarea digna de apoyo. Sin desmerecer ese trabajo social, el paso siguiente para posibilitar la integración de los jóvenes en la sociedad es impartir los conocimientos mínimos que posibiliten siquiera utilizar elementales instrumentos informáticos, lo que es una condición indispensable para integrarse realmente en la sociedad. Es una tarea gigantesca y en el gran La Plata, donde el 30 por ciento de los jóvenes viven en barriadas vulnerables, el esfuerzo a realizar tendría la recompensa de integrar incorporarlos a la vida diaria en las sociedades modernas.

Por otra parte, se conocen también los valiosos aportes que durante muchas décadas brindaron las tradicionales escuelas de artes y oficios, nacidas por impulso de Sarmiento cuando era superintendente de escuelas del Consejo Nacional de Educación, luego de ser presidente de la República.

No cabe sino ensalzar el trascendente rol que cumplen estas carreras, en las que actualmente se han incluido las vinculadas con el conocimiento informático, además de las tradicionales como de cocina, peluquería, carpintería, albañilería, mecánica, gas, plomería y electricidad, que habilitan para salidas laborales. La información sobre estos cursos debería merecer promociones que lamentablemente no se llevan a cabo.

Es que todo eso forma parte de una trascendente política social y educativa, así como una alternativa de salida laboral de primerísimo nivel.

 

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