Violencia económica: el dinero como una herramienta de abuso

Cuando se habla de sometimiento se suele pensar en golpes o insultos, pero la plata puede ser un elemento más peligroso

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Camila Moreno

cmoreno@eldia.com

Cuando se habla de violencia de género en lo primero que se suele pensar es en maltrato físico o psicológico, es inevitable recordar casos estremecedores que conmocionaron a gran parte de la sociedad. Pero hay otro tipo de violencia que se ejerce de manera mucho más sutil, que pasa desapercibida ante los ojos de todos y bajo la que son sometidas miles de mujeres al año: la violencia económica o patrimonial.

Según un estudio reciente, en la ciudad de Buenos Aires el 23,8% de las mujeres sufrieron alguna situación de violencia económica o patrimonial por parte de sus parejas. Fue el segundo tipo de maltrato más reportado, después de la violencia psicológica.

Tal como lo estipula la ley, la violencia económica contempla todo accionar que “se dirige a ocasionar un menoscabo en los recursos económicos o patrimoniales de la mujer”, se puede dar de muchas maneras y como en tantos otros tipos de sometimientos puede ocurrir tanto cuando las personas aún están en pareja como cuando no.

“El concepto de violencia económica es muy amplio, si bien el más conocido es el que está vinculado al no pago de la cuota alimentaria, no necesariamente tiene que haber hijos de por medio para que se ejerza”, explicó al respecto Luciana Rollie, abogada diplomada en género. En ese sentido ejemplificó que esto puede verse “en las uniones convivenciales cuando una persona pone todos los bienes a su nombre y al momento de separarse la mujer se encuentra con que nada le pertenece. Muchas vienen al estudio y dicen ‘la casa en realidad la construimos los dos’ pero como en muchos casos son mujeres que no tuvieron trabajo registrado, no tienen forma de demostrar que la plata la pusieron entre los dos y los hombres se terminan quedando con el hogar. Ese es un claro ejemplo de violencia patrimonial”.

Hay muchos tipos de violencia económica, tal como detalló la letrada parte del estudio Abogadas Feministas La Plata, no es necesario que haya hijos de por medio, tampoco propiedades. Este tipo de abuso se ejerce de manera sutil y puede ir de menor a mayor, puede empezar con arreglos consentidos dentro de la pareja a través de los que las mujeres dejan de trabajar fuera de sus casas, por lo que dejan de percibir un ingreso y pierden su independencia económica. Lo que puede abrir la puerta a otros tipos de violencia.

“Hace poco tiempo nos llegó una mujer que se quería separar pero que no tenía los medios económicos para hacerlo. Su hija tenía una enfermedad de base por la que no podía concurrir a instituciones escolares, entonces acordaron que él trabajaría fuera de su casa y ella se quedaría cuidando a la niña. Ahora ella se quiere separar y el le dijo que si se va de la casa no le va a pasar la cuota alimentaria entonces siguen viviendo juntos”, relató la abogada y completó: “como la amenazó ella no se fue, en este caso se puede ver como fue el punto de partida para otro tipo de sometimientos ya que la violencia económica nunca se ejerce de manera aislada sino que viene de la mano de maltratos como el psicológico y en ciertos casos se puede llegar hasta la violencia física. En el caso de esta mujer ambos se sentaron hablaron y acordaron una separación pero bajo el mismo techo por la falta de recursos económicos de ella, pero enseguida él empezó a controlarla, a hostigarla y a controlarle sus horarios”.

Situaciones de este tipo son mucho más normales de lo que se piensa. “Durante mucho tiempo este tipo de acuerdos fue de lo más común, la mujer se hacía cargo de todas las tareas de cuidado, de los niños y de mantener en orden el hogar, su trabajo no era remunerado ni reconocido y a la vez el hombre ponía todos los bienes a su nombre. Entonces cuando se quieren separar tienen que empezar un proceso de exclusión del hogar para poder quedarse un tiempo en la casa que también construyeron pero que registralmente nunca va a ser de ellas”

¿Cómo detectar una violencia invisible?

El manto de invisibilidad bajo el que se mueve hace que sea una violencia difícil de detectar no solo para el resto de la sociedad sino también para quienes la sufren. Son pequeñas acciones que en el cotidiano no se notan y que muchas veces al notarlo ya es tarde.

“En la sociedad en la que vivimos incluso con todos los avances del movimiento feminista, los distintos tipos de violencia que no son la física hoy siguen invisibilizados”, reflexionó al respecto Rollie y añadió que “cuando te encontrás dentro del círculo de violencia resulta difícil poder identificarte como una persona que está sufriendo violencia, incluso siendo feminista, son tipos de violencia que son más difíciles de palpar”.

Este tipo de abuso se ejerce de manera sutil y puede ir de menor a mayo

No es un golpe, no es un insulto, es un tipo de manipulación intangible pero que genera malestar y desconcierto. Por eso generalmente muchas de las víctimas “llegan a consulta sospechando que están sufriendo algún tipo de violencia, pero no le pueden poner nombre. Entienden que están atravesando una situación traumática, pero no tienen idea de que se llama violencia económica o que entre otros tipos de violencia que sufren también están sufriendo económica o patrimonial y recién se enteran cuando una se lo puede poner en palabras”, indicó.

Identificar cada tipo de violencia, poder ponerle nombre y ayudar a salir a estas mujeres del sometimiento es parte del trabajo de los profesionales que se especializan en violencia de género. Pero poder ayudar a estas mujeres no es una tarea fácil, sobre todo cuando lo que hay que hacer es “trabajar en la autonomía de aquellas personas que tienen más de 50 años y que pasaron más de 30 años cuidando a sus hijos, que de pronto se encuentran sin bienes, sin trabajo y que muchas veces no les queda otra que volver a la casa de la persona que las violentó. Es muy complejo, porque además la ley muchas veces no acompaña, los plazos son muy cortos y no podes pedir la compensación correspondiente”, señaló la abogada.

Pasos a seguir

Cuando una persona se encuentra bajo una situación de violencia -de cualquier tipo- el primer paso es pedir ayuda. El victimario suele aislar a su víctima entonces ese es un punto fundamental a tener en cuenta, es importante no perder los lazos con su círculo de pertenencia. “El primer consejo es siempre acudir a una red de contención”, apuntó al respecto Rollie y agregó: “Siempre hay que seguir en contacto con familiares y amigos, hacer base ahí en esas redes que nos van a ayudar a buscar distintas estrategias para poder salir de esta situación”.

Una vez que pudieron detectar que están inmersas en un círculo de violencia, que puede derivar en situaciones peligrosas, además de pedir ayuda deben buscar asesoramiento jurídico, “lo más rápido que puedan”, aclaró la especialista. “En el caso de que no puedan pagar abogados particulares pueden acercarse a los lugares gratuitos, en La Plata hay Defensorías de la familia y consultorios jurídicos gratuitos en la UNLP y del colegio de abogados. Es importante buscar asesoramiento urgente porque hay plazos que son muy cortos y no se puede perder el acceso a reclamar ciertos derechos por desconocimiento”, remarcó la abogada.

Por último la letrada detalló que “hay que entender que las denuncias que se pueden hacer en las comisarías generalmente están vinculadas con delitos establecidos en el código penal, pero que también están las comisarías de la mujer a donde se pueden pedir medidas que corresponden al fuero familiar y que son conocidas como protección a la violencia familiar y es en ese marco en el que se puede denunciar la violencia económica”.

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