Cárcel para dos rusos por leer poesía antiguerra

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MOSCÚ

Un tribunal de Moscú condenó ayer a penas de entre cinco años y medio y siete de cárcel a dos poetas rusos que participaron en una lectura contra el conflicto de Ucrania, un ejemplo más de la represión presente en el país.

Miles de rusos, opositores o simples ciudadanos, fueron condenados por tribunales por criticar la ofensiva en Ucrania, iniciada en febrero de 2022, a veces con penas especialmente severas.

Los simpatizantes de Artiom Kamardin, de 33 años, y de Yegor Shtovba, de 23, gritaron “qué vergüenza” al anunciarse la decisión. “Es de una arbitrariedad absoluta”, exclamó el padre de Artiom Kamardin, Yuri. “Todo el mundo es igual ante la ley, pero algunos son más iguales que otros”, ironizó su madre, Elena. Al menos diez personas fueron detenidas por la policía delante del tribunal tras el juicio.

Artiom Kamardin y Yegor Shtovba fueron detenidos en septiembre de 2022 tras participar en una lectura pública en Moscú cerca del monumento al poeta Vladimir Maiakovski, punto de cita de disidentes desde la época soviética. En esa lectura, Kamardin declamó un poema, “Mátame, miliciano”, muy hostil a los separatistas prorrusos del este de Ucrania. Al día siguiente fue detenido durante un allanamiento en su domicilio, en el que afirma que fue golpeado y violado por los policías con una barra para levantar pesas.

Los dos poetas fueron primero acusados de “incitación al odio”, y luego inculpados también de “llamado público a cometer actividades contra la seguridad del Estado”. “No soy un héroe, y el ir a prisión por lo que pienso nunca formó parte de mis planes”, dijo Kamardin en su alegato final ante la corte, publicado en Telegram por sus simpatizantes.

El acusado pidió al juez que lo dejara “regresar a casa” y a cambio, prometió distanciarse de cualquier “tema sensible”. Su esposa, Alexandra Popova, aseguró estar indignada por la pena “tan severa” que se le impuso a su marido. “Siete años por una poesía, un delito no violento...”, lamentó. “Si tuviéramos unos tribunales normales, esta situación no existiría”, añadió, antes de ser llevada por la policía, junto a un amigo del poeta y dos periodistas.

 

 

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