En un Japón envejecido, un pueblo se llena de bebés

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Rodeado de bosques y montañas, el pueblo de Nagi es el escenario de una imagen menos frecuente en Japón: numerosos bebés y niños, en una localidad convertida en referente nacional a la hora de afrontar el acelerado envejecimiento demográfico.

Mientras que la tasa de fertilidad sigue cayendo año tras año en Japón y se sitúa en 1,3 hijos por mujer, según los últimos datos del Ejecutivo, la de Nagi, ubicada en la prefectura de Okayama (al oeste de Japón), se encontraba en 2,68 niños por mujer en 2021 y tuvo su pico en 2019, cuando alcanzaba los 2,95 hijos.

Para su alcalde, Masachika Oku, la clave de su éxito se encuentra en crear un ambiente en el que las parejas decidan tener hijos y esto incluye no sólo las ayudas financieras, sino también otras medidas para no aislar a las familias, especialmente a las mujeres, y crear oportunidades de trabajo flexibles. “Debemos centrarnos en crear un entorno en el que la gente pueda vivir, ya que el cimiento de nuestro pueblo es su gente y sin ella, tendremos que renunciar a muchos servicios”, explica.

 

 

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