Palos en la rueda para los que piden asilo en Nueva York

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Por ANA FERNÁNDEZ

Blanca, solicitante de asilo con dos hijas a cargo, tendrá que irse el 27 de diciembre del albergue de Nueva York donde ha vivido el último año, para dejar espacio a nuevos llegados.

Esta centroamericana de 35 años, que por razones de seguridad pide ocultar su apellido y nacionalidad, trata desesperadamente de solucionar un círculo vicioso angustiante: su pedido de asilo y el de su hija mayor están en trámite y no puede trabajar porque no tiene permiso laboral ni con quién dejar a su hija pequeña, nacida hace nueve meses en EE UU. Blanca es una de los 66.000 solicitantes de asilo acogidos actualmente en albergues en Nueva York. Según su alcalde, Eric Adams, la ciudad está gestionando “prácticamente sola” una “crisis migratoria nacional” que amenaza con “destruirla”. Desde abril de 2022 han llegado a la ciudad de más de 142.000 solicitantes de asilo, la mayoría latinos -sobre todo venezolanos-, pero también africanos y cada vez más chinos. Muchos llegan en micros fletados por gobernadores republicanos de los estados del sur, en protesta por la política migratoria de la administración demócrata de Joe Biden.

 

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