VIDEO. Un triunfo para sacarle peso a la mochila: ahora, a mejorar
Edición Impresa | 19 de Febrero de 2023 | 03:08

MENDOZA
(Enviado Especial)
Por MARTIN CABRERA
Y un día pudo ganar otra vez como visitante... Después de ocho meses Estudiantes se pudo dar el gusto de festejar fuera de La Plata, victoria que le significó a Abel Balbo su primer triunfo como entrenador en la Liga Profesional. Fue 1-0 sobre Godoy Cruz en Mendoza con un gol de Luciano Lollo de cabeza en el primer tiempo. El exBanfield fue, es importante remarcarlo, la figura de un equipo que jugó de mayor a menor, que debió liquidarlo antes pero sus propios temores lo hicieron sufrir más de la cuenta ante un pobre rival que no tuvo argumentos para ganarlo o, al menos, empatarlo. Se llevó lo que fue a buscar para sacarle peso a su mochila.
En el primer tiempo Estudiantes fue un poco mejor que su rival. Si bien el campo de juego resultó un enemigo constante a la hora de manejar la pelota, se mostró dispuesto a buscar juego asociado, con la salida de Ascacibar y la combinaciones con Benjamín Rollheiser por derecha y Pablo Piatti en la izquierda. Por momentos tuvo el control del partido y pocas veces se vio superado futbolísticamente.
Esta vez el equipo se plantó de atrás para adelante. Fue bueno lo realizado por la dupla Corcho Rodríguez y Luciano Lollo, contra todos los pronósticos. Anticipos aéreos y por el piso, pases claros y la consigna a rajatabla de no complicarse en ningún momento. Desde el fondo, como se construyen los buenos equipos, el Pincha se quiso hacer fuerte en Mendoza. Y lo logró.
El reloj marcaba los 27 minutos cuando llegó el tiro de esquina desde la derecha que ejecutó Piatti, preciso, a la cabeza de Luciano Lollo, que se sacó las ganas de gritar su primer gol con la camiseta de Estudiantes. Les ganó a sus marcadores y le cambió de dirección a la pelota, haciendo estéril el esfuerzo del Ruso Rodríguez. Merecido premio y una cuota de justicia para el equipo que estaba mejor en la cancha y con una visible mejoría en lo que a sacrificio se trata: cada pelota se defendió con el corazón y no pareció dar lo mismo perderla que ganarla. No brilló en esos 45 minutos iniciales, pero fue una bocanada de aire fresco.
El equipo de Abel Balbo solo fue superado por la banda izquierda de su defensa. Le costó mucho a Emmanuel Mas hacer pie ante las subidas de Matías Ramírez, Roberto Fernández o Salomón Rodríguez. Es verdad que justo era el peor sector del campo de juego, pero no se mostró sólido y al mal pique de la pelota le sumó un desconcierto que no pasó desapercibido. Desde allí llegaron algunos centros que pudieron ser más peligrosos de lo que terminaron siendo.
Estudiantes pudo convertir el segundo gol dos veces en los pies de Mauro Méndez, que no pudo ambas veces por el segundo palo. Fueron dos chances claras que tal vez pudieron darle la tranquilidad que necesitaba para la segunda parte del partido.
El complemento empezó con un Estudiantes demasiado quedado, y cometiendo infracciones en posiciones no convenientes. No fue superado en el juego, pero indudablemente su falta de confianza sacó boleto para instalarse y eso, sumado el tremendo desgaste, le dio unas cuantas pelotas al local que cayeron dentro del área.
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Ni siquiera la expulsión, mediante el VAR de Juan Andrada a los 7 minutos pudo animarlo a soltar jugadores para ir a buscar el gol que le diese mayor tranquilidad. Tampoco con los cambios que introdujo Balbo (Sosa y Godoy a la cancha) despertaron a un equipo demasiado abocado a defender una diferencia mínima y con un margen cero de error.
El Pincha jugó de manera aceptable en el primer tiempo, pero muy chato en el complemento
Llamó la atención y generó mucha preocupación entre el público visitante el quedo de Estudiantes, que dejó de controlar el partido y caminó por una cornisa peligrosa como el gol anulado a los 24 minutos, con un quedo de Mariano Andújar y la de los centrales, que empezaron a sufrir la falta de altura dentro del área. Tal vez por eso el ingreso de Juan Cruz Guasone, que le dio más centímetros pero metió al equipo todavía más atrás en el campo de juego.
Así se jugaron los últimos minutos. El Pincha aferrado a la diferecencia con línea de cinco jugadores y el local buscando con pelotazos que un error le deje un premio consuelo. No fue buena la imagen de Estudiantes en los segundos 45 minutos, sin fútbol y muy retenido ni siquiera con un jugador de más. Pero poco le importó cuando Echenique pitó el final porque necesitaba un triunfo a como diera lugar para despejar nubes y planificar sin presiones. Sirvió y se festejó, pero está claro que para cosechar algo importante deberá corregir muchísimas cosas todavía porque partidos así no serán la mayoría en este torneo tan competitivo y parejo. Al menos su mochila ahora pesa menos.
Benjamín Rollheiser tuvo momentos de buen fútbol en el primer tiempo. en sintonía con el equipo. Luego decayó / Prensa EDLP
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