Umberto Eco, el legado de un hombre de la cultura
Edición Impresa | 19 de Febrero de 2023 | 06:29

Se cumplen siete años de la muerte del semiólogo, filósofo y escritor italiano Umberto Eco. El 19 de febrero de 2016, el mundo intelectual y los lectores quedaron huérfanos de uno de los nombres más importantes de la cultura contemporánea, con una particular mirada sobre el mundo. Tenía 84 años, era gran observador y experto en comunicación y medios. Había nacido en Alessandria, el 5 de enero de 1932.
El autor fue un prolífico ensayista que escribió un sinfín de artículos sobre estética, lingüística y filosofía medievales, así como novelas de un singular éxito en las ventas.
Unos 24 meses atrás acababa de llegar a las librerías argentinas una colección de divertidas notas periodísticas tituladas “Cómo viajar con un salmón”, que, sin abandonar la liviandad de una columna de diario, mostraron a un erudito sorprendido por un mundo tecnológico, burócrata y lleno de banalidades que le resultaron ajenos, incómodos y graciosos, siendo algo más que un apéndice de sus “diarios mínimos”.
SU OBRA
Gran lector de Jorge Luis Borges, su exitosa novela “El nombre de la rosa” (que vendió catorce millones de copias, fue traducida a más de cien idiomas y llegó al cine de la mano del director francés Jean-Jacques Annaud) tomó, justamente, el nombre de un poema del escritor argentino. Asimismo pasó con el personaje del monje ciego Jorge de Burgos que custodia la voluminosa biblioteca, otro homenaje al autor de “El Aleph”.
La novela publicada en 1980 fue un fenómeno inesperado, ya que se trata de una historia erudita, medieval, con muchas referencias cultas y que necesitó de varias apostillas explicativas, en las que, por ejemplo, señaló que: “(...) biblioteca más ciego solo puede dar Borges, también porque las deudas se pagan”. El autor del también best seller “El péndulo de Foucault”, publicado en 1988, empezó a leer al autor de “Ficciones” desde muy joven.
Sin la pretensión ni el logro literarios que tienen los textos del autor de “Rayuela”, Eco solía publicar, en la última página del periódico L’Espresso, la columna cultural e irónica “La bustina di Minerva”. Las notas empezaron a aparecer el 31 de marzo de 1985 y la última salió el 27 de enero de 2016, pocos días antes de su muerte.
El nombre de la columna tiene que ver con una marca de fósforos suecos llamados “Minerva”, en la cual se solían hacer breves notas. En consecuencia, la luz de la llama de estos escritos tenía la brevedad de un fósforo.
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