La solidaridad de vecinos platenses con escuelas rurales del norte del país

Una vez más, como ocurre en cercanía del inicio de los cursos lectivos en el país, un grupo de platenses viene reuniendo elementos destinados a prestar ayuda solidaria en escuelas rurales, consistente con el aporte de útiles escolares y además conformar equipos médicos que, actuando como verdaderos hospitales móviles, realicen en lugares alejados chequeos y otras prácticas sanitarias.

En esta oportunidad, la asociación civil “Presente Escuelas Rurales”, tal como lo viene haciendo desde hace muchos años, concretará un viaje en abril venidero para brindar esos y otros aportes. Para transportar los elementos que reúnan, ya se cuenta con un camión que, como siempre, integrará a un contingente sólo interesado en ayudar.

No es la primera vez que, afortunadamente, desde La Plata se cumple con esta tarea. Hace años se prestó ayuda -casi providencial, por las grandes y básicas necesidades que exhibía- a la escuela rural del país ubicada en el punto de mayor altura, a más de 4 mil metros, en el Paso de Jama, Jujuy. Lo mismo ocurrió con otras delegaciones de platenses que acudieron en ayuda de escuelas ubicadas en otras provincias del Norte y del Litoral.

No se trató, en ninguno de esos casos, de enviar tan solo remesas de alimentos, útiles escolares, ropas u otros elementos imprescindibles, sino que las distintas entidades organizadoras entendieron que había que dar mucho más: quitarle horas y jornadas enteras a sus trabajos o descansos personales para impulsar y sostener programas sostenidos de desarrollos educativos y sanitarios en comunidades marginales.

Garantizar la continuidad de estudios de tantos pequeños estudiantes, pero dotar a esas poblaciones de agua potable, de escuelas en mejores condiciones edilicias, de construir albergues y otorgar becas para estudiantes, de llegar con consultorios casi integrales, conformaron iniciativas que merecieron y siguen mereciendo reconocimiento y respeto.

Resulta inevitable consignar que, en la mayoría de los casos, estas respuestas solidarias vienen a cubrir espacios en los que muchos Estados provinciales, inexplicable e injustificadamente, perdieron fuerza o decididamente desertaron. No existe excusa alguna para que algunas escuelas rurales del interior del país padezcan terribles privaciones, cuando con mínimas partidas presupuestarias de los erarios provinciales podrían sustentarse perfectamente. En esos lugares se asegura que “las partidas están, pero nunca llegan...”.

De todos modos, corresponde valorar la actitud comprometida de los platenses –ahora, la del mencionado grupo de vecinos de nuestra zona-, dispuestos no sólo a no bajar los brazos o limitarse a la protesta, sino a hacerse cargo de las necesidades colectivas y poner manos a la obra para dar respuestas.