Con shows, gastronomía y color volvió Bon Odori

En el predio de Colonia Urquiza retomaron el festival que estuvo suspendido dos años por la pandemia

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La cultura japonesa se desplegó ayer en la 22da edición del Bon Odori en el predio de Colonia Urquiza. Desde las 17 comenzaron las actividades con distintas atracciones culturales, gastronómicas y artísticas.

La lluvia de las 18 puso una pausa en el ingreso de los asistentes, que se retomó tras el paso del fenómeno climático que sorprendió ayer a la Ciudad (ver aparte).

El evento que reúne a la colectividad japonesa en Colonia Urquiza volvió a ofrecer su color y las particulares propuestas musicales y gastronómicas en el predio de las calles 186 y 482. Tras la pandemia que suspendió dos veces la realización de esta actividad, ayer volvió a observar la avidez de la gente por participar del encuentro.

Esta 22ª edición de Bon Odori contó con una amplia programación, que giró en torno al Taiko, el tambor típico de los ritmos nipones que ejecutan en esta alumnos y ex alumnos de la Escuela Japonesa de La Plata (organizadora de la fiesta) y distintos grupos que se suman al espectáculo. A partir de esa percusión se organizan las rondas de danzas.

La propuesta de la comunidad japonesa tiene un gran poder de convocatoria, ya que no sólo asisten a la fiesta las familias descendientes de japoneses de Colonia Urquiza y otras localidades de la Región (que también participan de la organización) si no que llegan hasta el predio además vecinos sin vínculo con la cultura oriental pero que se sienten atraídos por esta celebración anual.

La lluvia generó algunas complicaciones que pudieron ser sorteadas por los organizadores, que sostuvieron el programa con algunas modificaciones de horarios mientras se reorganizaba el terreno. Al cierre de la edición se desarrollaban los espectáculos previstos.

Con una serie de stands, el festejo desplegó información y atracciones gastronómicas en el primer tramo, hasta que llegó el atardecer, hora en que se cree que descienden las almas de los ancestros al oír el sonar de los tambores y las danzas tradicionales, de las que participaron todos los presentes ya que profesoras de danzas japonesas indicaron los pasos a seguir.

Como es habitual, el color de los trajes típicos y la amabilidad de la cultura oriental ganaron el predio de Colonia Urquiza.

 

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