Irán, contra un argentino que le dijo lo que no quiere escuchar

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Irán criticó al director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, a raíz de un informe en el que expresó su “preocupación” por un cambio “significativo” en la manera de enriquecer uranio al 60 por ciento en la planta de Fordo.

El 1 de febrero, la agencia de la ONU encargada de verificar el carácter pacífico de las actividades nucleares, afirmó en un informe que había “detectado, durante una visita espontánea el 21 de enero, que dos cascadas de centrifugadoras estaban interconectadas de forma sensiblemente distinta” a como habían declarado las autoridades iraníes. Grossi se declaró “preocupado por esa modificación significativa”, efectuada “sin haber informado a la agencia previamente”.

Sin embargo, antes que se publicara el trabajo, responsables iraníes habían señalado que se trataba de un error de un inspector de la agencia en la planta de Fordo, y dijeron que la cuestión había sido resuelta. “Hemos enviado una carta a la agencia afirmando que un inspector hizo un error y que aportó un informe incorrecto”, dijo Mohamed Eslami, jefe de la Organización Iraní de la Energía Atómica.

“Pero, aún así, el director general del OIEA ha mencionado esa cuestión” en un informe publicado por medios de comunicación, agregó, lamentando un comportamiento “no profesional e inaceptable”, informó la agencia de noticias AFP.

“Las afirmaciones de Irán de que esas acciones son resultado de un error no son exactas”, replicaron por su parte Estados Unidos, Francia, el Reino Unido y Alemania, en un comunicado conjunto.

Las negociaciones entre Irán y las grandes potencias sobre el programa nuclear iraní están suspendidas desde hace meses. Empezaron en abril de 2021 en Viena, con el objetivo de revitalizar el acuerdo de 2015 tras la retirada unilateral de Estados Unidos del pacto en 2018.

El acuerdo de 2015 busca garantizar que el programa nuclear de Irán sea estrictamente civil a cambio del levantamiento de las sanciones económicas.

El pacto fija que el uranio puede enriquecerse como máximo al 3,67 por ciento, una meta de la que Irán se fue alejando a medida que el pacto se iba desvaneciendo por la salida de Washington.

En la planta de Fordo, Irán empezó a producir uranio enriquecido al 60 por ciento el pasado noviembre, un umbral que se acerca al 90 por ciento necesario para producir una bomba atómica.

 

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