Rusia, entre la idolatría y el rechazo por Stalin

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Ayer se cumplieron 70 años de la muerte de Stalin, y en Moscú como en el resto de Rusia, la memoria del dictador soviético aún es ambivalente, entre quienes consideran que fue un déspota competente y quienes lo ven como un líder sanguinario.

La memoria de Stalin ha cobrado además actualidad, en plena ofensiva en Ucrania. Y es que la operación lanzada por el presidente Vladimir Putin se ve en Kiev y en Occidente como una síntesis del imperialismo estalinista. Y la represión contra los detractores del Kremlin en Rusia recuerda a algunos los métodos soviéticos.

Más de mil admiradores de Stalin se reunieron en la plaza Roja de Moscú en horas de la mañana, para depositar miles de flores en su tumba, situada en los muros del Kremlin.

Algunos llevaban banderas rojas de la Unión Soviética, y otros retratos del implacable dirigente nacido en Georgia en 1878 con el nombre de Iósif Dzhugashvili.

AÑORANZA Y RECHAZO

“Sin el regreso de alguien como Stalin a Rusia, ni nosotros, los rusos, ni los demás pueblos autóctonos de Rusia sobreviviremos”, afirmó Vladimir Kvachkov, de 74 años, un coronel del servicio de inteligencia militar (GRU) ya retirado.

Stalin llegó al poder en los años 1920 y falleció el 5 de marzo de 1953. Durante ese tiempo transformó la URSS en un gran estado totalitario, ordenó un culto de su propia personalidad, mandó ejecutar a cientos de miles de personas y envió al gulag (campo de concentración y trabajos forzados) a millones más.

Pero algunos rusos lo siguen defendiendo. Según ellos, hizo de la URSS una superpotencia fundamental en la derrota del nazismo en 1945. Y hoy, echando manos de una retórica que remite a la época estalinista, el poder ruso llama cada vez más a perseguir a “los traidores” o “los agentes del extranjero”, que se oponen al conflicto de Ucrania.

Pero, en el ámbito privado, muchos no recuerdan bien a Stalin. “Mi bisabuela no escapó a la represión de 1945. Estuvo presa hasta la muerte de Stalin”, dice Tatiana Koznetsova, una científica de 25 años. “Para los 70 años (de su muerte), no celebramos nada”, cierra.

 

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