Massa anunció el mega canje con bancos, con el rechazo opositor

El acuerdo patea hasta 2025 títulos que se ajustarán por inflación y dólar. También incluye un “seguro” para bonistas

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El Gobierno anunció ayer un acuerdo con banqueros y compañías de seguros por un megacanje de 7,5 billones de pesos de deuda que vencían este año y que incluye una suerte de “seguro” para que los bonistas puedan desprenderse de los títulos cuando así lo deseen. El objetivo es patear esas obligaciones para 2024 y 2025, es decir cuando ya la Casa Rosada esté en poder de otra administración, lo que generó un amplio rechazo opositor: “Es una pistola en la cabeza del próximo gobierno”, dispararon en Juntos por el Cambio.

Con el Palacio de Hacienda como sede, funcionarios del ministerio de Economía y bonistas se reunieron ayer para darle las puntadas finales a la operación que permitirá diferir parte de los vencimientos de distintos títulos en pesos que debían saldarse entre marzo y junio. El monto, como se dijo, asciende a unos $7,5 billones (y no a 9,8 billones, como trascendió en un primer momento, cuando se estimaba que iban a llegar hasta julio) que se repartirán en igual medida entre el sector público y privado.

Puntualmente, el acuerdo contempla dos canastas de títulos (a elección de los tenedores de bonos) con vencimientos en 2024 y 2025: una con bonos ajustados por inflación y otra compuesta en un 60% por inflación y un 40% por instrumentos duales, que también protegen ante una eventual devaluación. Según lo anunciado, el Tesoro absorberá títulos que vencen en marzo, abril, mayo y junio, la mitad de ellos en manos del sector público -incluyendo al Banco Nación- y la otra, en el sector privado. De ese total, un 20% de los vencimientos del segundo trimestre ($ 1,4 billones) corresponde a los bancos.

El Gobierno medirá el éxito del canje, que será voluntario y estará abierto entre el 9 y el 14 de marzo, en función del nivel de aceptación de los privados. En ese sentido, esperan poder alcanzar una adhesión entre los bancos de entre 45 y 50%.

Desactivar la bomba

Frente a las críticas opositoras que sostienen que la operación está incubando una “bomba” que puede estallar en el futuro, en despachos oficiales salieron a defender que la medida tiene el visto bueno del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El ministro de Economía, Sergio Massa, evitó dar precisiones claras sobre los bonos que entrarán al canje, pero aseguró que la decisión oficial “desactiva esa idea de la bomba, de que cada dos o tres meses está algo por explotar” y que es para llevar “tranquilidad a los ahorristas”. También buscó disipar los temores del mercado ante un eventual cambio de gestión en octubre al descartar la posibilidad de un “reperfilamiento de deuda”.

“Queremos despejar la incertidumbre”, dijo el tigrense a los bonistas que participaron del encuentro con el secretario y subsecretario de Finanzas, Eduardo Setti, y Leandro Toriano, respectivamente; el jefe de Gabinete de Hacienda, Leonardo Madcur; el viceministro, Gabriel Rubinstein; el titular del Banco Central, Miguel Pesce y el vicepresidente segundo de la autoridad monetaria, Lisandro Cleri.

También el presidente, Alberto Fernández, valoró a través de Twitter que “el programa de mejora del perfil de deuda local da confianza y protege el ahorro argentino. Fortalece la posición del Estado y nos da la tranquilidad de poder pensar la Argentina con un programa de deuda certero y sostenible”.

Críticas opositoras y reparos de economistas

No es lo que piensan en la oposición, donde ayer hablaron de “una operación vil y ruinosa para el Estado”. Especialmente, criticaron que el acuerdo incluya un “reaseguro” que le permitiría a los bancos venderle los títulos al Banco Central en cualquier momento, tal como reconocieron en Economía: “(Los bonistas) pueden salir cuando quieran, es para que tengan una ventana de acceso a liquidez”.

Pero para los referentes económicos de Juntos por el Cambio, Hernán Lacunza, Guido Sandleris y Luciano Laspina, esto implica un “seguro de cambio” para los bancos con un “riesgo enorme” para los argentinos, “porque si la opción se ejerce podría gatillar un nuevo salto de la inflación en cualquier momento, que ningún banquero central responsable podría admitir”, cuestionaron.

Por eso, la oposición considera que patear deuda para dentro de dos años es “una pistola en la cabeza del próximo gobierno” y que lo de ayer fue “una nueva maniobra del Ministerio de Economía que sólo traerá más inestabilidad”.

En Hacienda, en cambio, minimizaron el comunicado opositor diciendo que solo busca “hacer ruido”, mientras reconocieron: “Hay un riesgo de reperfilamiento que tiene que ver con la oposición. Esperamos que pueda ceder si cambian el discurso. Y si no cambia, el problema persistirá hasta que se vea que no tiene sentido salvo que alguien quiera defaultear la deuda ¿Quién querría hacerlo? Además, en algún momento tendrían que pagarla”.

En una posición intermedia se ubicaron economistas y analistas para los que el canje anunciado ayer podría “oxigenar” la deuda de este año, pero al precio de postergar los problemas. Así lo advirtió, por caso, el economista Nery Persichini, de GMA Capital: “Las variables subyacentes detrás de estos instrumentos (inflación y tipo de cambio oficial) son las más sensibles dentro del plan de estabilización que la próxima gestión debería encarar para no profundizar los desequilibrios de los últimos tres años”.

 

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