Ruidos molestos y desbordes en las noches, un flagelo que no cesa en la Ciudad

Edición Impresa

Opinión Editorial

Hace años que se reiteran las protestas vecinales por los ruidos molestos en horas de la noche, pero la nocturnidad platense se muestra insensible a toda queja y sigue caracterizándose por el vale todo y la contaminación sonora, frente a toda ausencia de controles de las autoridades.

Ahora los reclamos llegaron desde la zona de 5 y 58 -en donde hay dos boliches cercanos entre sí- y una vez más, también, desde plaza Malvinas, convertida ya en un clásico de las noches descontroladas y ruidosas, según denuncian cada fin de semana los vecinos.

Es claro que en otras ocasiones fueron residentesa de distintos barrios y localidades de la periferia de la Ciudad los que reclamaron por los excesos que ocurren en horas de la noche y hasta la madrugada, derivados en muchos casos de fiestas clandestinas.

A ello debe sumarse el desborde de las picadas y las aglomeraciones de motociclistas que aceleran sus rodados de dos ruedas con escape libre ya en horas avanzadas.

“Dormir es tan imposible como obtener alguna respuesta satisfactoria por parte de la Municipalidad”, dijo uno de los frentistas.

“Estamos perturbados por el ruido y así vivimos, haciendo denuncias todo el tiempo y nunca acaban con este problema”, aseguró otro de los vecinos de la esquina en que confluyen la diagonal 78 y las calles 5 y 58.

“Tenemos un largo historial de acciones administrativas iniciadas, pero nada da resultado. Lo último que nos propusieron desde el Municipio es presentar una nota al presidente del Concejo Deliberante para que allí se trate el tema de los decibeles”.

Desde el departamento Ejecutivo les habrían sugerido a los vecinos que se dirijan al sector deliberativo de la misma Comuna, para ver si por esa vía existía algún tipo de solución normativa. Si hubiera sido así, podría ser el mismo Ejecutivo el que sugiriera al cuerpo deliberativo la alternativa de impulsar un proyecto de ordenanza modificatoria del tema de los decibeles, que son las unidades que miden la intensidad del sonido. De ese modo le evitarían el trámite a la gente.

En el caso de la Plaza Malvinas otros vecinos indicaron que en oportunidades se realizan operativos comunales de fiscalización, que logran durante algunas horas que baje el nivel de ruidos en las noches y madrugadas. Pero lo cierto es que con mucha frecuencia llegan fuertes quejas por los desbordes que siguen caracterizando a esas reuniones nocturnas.

Es cierto también que además de la Comuna, les incumbe este problema a la Policía provincial y, llegado el caso, a la Justicia, que en sus respectivas áreas de actuación debieran evitar estos desórdenes callejeros.

Da la impresión de que estaría faltando un esfuerzo conjunto, institucional y social, encaminado a concientizar sobre todo a los más jóvenes respecto de los derechos y obligaciones que impone la vida en común y, también, acerca de lo que significa un uso responsable de los espacios públicos.

Además de que se han dictado fallos en varios tribunales judiciales que reprobaron y ordenaron sancionar a los responsables de la contaminación sonora, los organismos municipales y policiales con incumbencia debieran intensificar su acción para evitarla.

Aunque también, como se ha dicho, es imperativo que se promuevan -sobre todo a partir de la educación primaria y secundaria- principios que capaciten a los más jóvenes para que sepan respetar la mejor calidad de vida de toda la población.

No hacer nada, en cambio, implicaría admitir que el problema es insoluble, esto es, dar paso al libre arbitrio de cada uno.

 

ruidos molestos
la pata

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE