Emprendedoras platenses: la creatividad se impone como una salida

Tres historias de platenses que iniciaron distintos proyectos desde cero, para tener una entrada de plata, y lograron hacerse camino con esfuerzo y perseverancia. El rol de las redes sociales. Sus desafíos

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Camila Moreno

cmoreno@eldia.com

Es mucho lo que se dice sobre las redes sociales, abundan los análisis con posturas contrapuestas sobre el impacto de su uso, sobre todo los que se relacionan a los niños. Pero más allá de cualquier debate que pueda darse, lo que está a simple vista es que estas plataformas resultaron ser el escenario ideal para la proliferación de emprendimientos.

En tiempos de inflación desmedida, son muchos los trabajadores que buscan tener un ingreso extra para poder solventar sus gastos y es ahí donde la idea de emprender un negocio propio comienza a tomar fuerza. Tentados por la flexibilidad horaria que brinda dedicarse a una iniciativa propia, sin ningún jefe al que responder, y con las redes al alcance de la mano, cada vez más personas se vuelcan a esto.

Ese es el caso de Andrea, una manicura de City Bell de 51 años que en plena pandemia inició un negocio de venta de velas por internet, “al que me dedico en mi tiempo libre”, contó. Si bien en un comienzo aprendió a hacerlas por una inquietud personal, rápidamente vio que detrás de ello había una veta comercial. “En plena cuarentena necesitaba un cable a tierra”, reconoció Andrea y señaló: “La idea surgió desde que me gusta que mi hogar huela bien y se me ocurrió hacer un curso de velas de soja”.

“La mayoría de las ventas las hago por Instagram, que es la red desde donde promocionamos nuestros productos”, manifestó la mujer que, además es maestra mayor de obras.

En ese sentido Victoria, una joven estudiante de Agronomía de 28 años, coincidió con su colega y sostuvo que “las redes son muy importantes para un emprendedor, son mi principal medio de difusión y venta”. Ella en mayo de 2022 comenzó su propio negocio de aros, a los cuales diseña y construye a partir de arcilla polimérica. “La idea surgió de mirar reels y TikToks de otros países. Compré los materiales básicos y arranqué”, relató.

Ambas concurren a ferias de artesanos en donde se reúne un buen número de personas que se dedican a distintos emprendimientos, pero a pesar de eso el grueso de sus ventas las hacen de manera virtual.

Así también lo hace Romina, quien desde mediados de 2017 tiene un emprendimiento de venta de accesorios.

“La idea surgió junto a mi mamá y mi hermana. Nunca pensamos vivir de esto sino que buscábamos generar un dinero extra para ‘bancarnos’ nuestros gustos”, explicó la joven estudiante de Medicina, que comenzó con el negocio cuando volvió de su viaje de egresados.

A ferias solo va “para fechas especiales, como Navidad o el Día de la Madre”, porque desde un principio volcó todo su comercio a las ventas online, ya sea desde Instagram o la tienda virtual. Es que “la verdad se mueve muchísimo la gente por las redes, te conoce mucha gente y se vende mucho por ahí de una manera accesible fácil y rápida para poder llegar a un montón de gente”, expresó.

Las piedras en el camino

A pesar de las facilidades que da tener toda una posible clientela al alcance de la mano, emprender no es una tarea fácil. Todas coinciden en que lleva mucho tiempo y ese “es un gran problema” sobre todo “cuando tenés que organizarte con otro trabajo o con los estudios”, destacó Romina.

“Todos te dicen que es fácil porque podés manejarte tus horarios, pero en verdad es complejo, tenés que hacerte del tiempo necesario porque lleva mucho”, indicó.

Eso se intensifica aún más si detrás de todo hay una sola persona encargada de todo lo que conlleva un negocio: producción, logística, promoción y ventas, entre otras cosas. “A veces me lleva más tiempo que un trabajo normal, he perdido fines de semana y feriados sacando fotos, yendo a buscar mercadería, manejando las redes o editando fotos. Se pierde un montón de tiempo, no es algo rápido”, detalló Romina.

Pero las dificultades también vienen por el lado de los productos, en su caso cuando iniciaron el negocio junto a su hermana vendían carteras de cuero; en un momento “empezaron a ser muy caras, por lo que bajó la venta e implementamos accesorios de plata, pero también se fueron muy caros por lo que bajamos a acero blanco y quirúrgico”, materiales que manejan actualmente.

Por el lado de Andrea, las complicaciones tuvieron que ver más con cuestiones técnicas, “al principio me costó conseguir la dosificación a las velas para darle el aroma y la terminación adecuada, no fue tan fácil”, indicó. Pero esto no la detuvo, “al contrario, me esforcé mucho y me sigo esforzando cada día para poder ampliar la gama de aromas y modelos de velas”, dijo. Y agregó: “A la gente le gusta lo que hago y eso me incentiva a realizar más cosas y buscar nuevas ideas”.

Objetivos cumplidos y por cumplir

Los fines que persiguen los emprendedores son tan diversos como los productos que ofrecen, mientras muchos sueñan con expandirse y poder vivir de esto, otros solo lo hicieron para sortear la situación del momento hasta conseguir un trabajo en relación de dependencia.

En su caso Romina lo tiene bien claro: comenzó a mediados de 2017 con el negocio, en 2018 ingresó a la Facultad de Ciencias Médicas y actualmente solo le restan algunos finales para recibirse, por lo que el emprendimiento la acompañó durante toda su carrera. “Cumplió con todas las expectativas, me pagué desde las vacaciones hasta la computadora que necesitaba para estudiar. Solventé muchos gastos que necesitaba, no para vivir, pero sí me sirvió durante la carrera”, reflexionó la joven que sabe que “aunque me de lástima, cuando empiece a trabajar lo voy a tener que dejar”.

La clave para acompañar otros trabajos o estudios son los emprendimientos

Por su parte, Victoria aseguró que “las expectativas se recontra cumplieron. Estoy más que conforme con el resultado y de haber construido esto yo sola, aunque tengo que destacar que siempre tuve ayuda de mi familia, de mis amigos y de otros emprendedores”. Si bien su objetivo principal es recibirse de ingeniera agrónoma, planea seguir “hasta donde me acompañen mis clientas. Tengo muchísimas ganas de crecer como emprendedora mientras cumplo con mi objetivo profesional”, concluyó.

Aunque ya tiene su trabajo de manicura, Andrea proyecta continuar con sus velas. Su objetivo de acá a unos años es abrir un local propio en el que “pueda vender en el todo lo que produzco y más”, auguró.

“Emprender es difícil, no es fácil, pero no me arrepiento de hacerlo. Conozco un montón de gente que por falta de tiempo, de ganas, o de apoyo no ha podido”, señaló Romina, quien desde el primer momento contó con el acompañamiento de su madre, ya que a su entender “alguien te tiene que asesorar sobre cómo poner precios, empaquetar los pedidos, cargar las cosas a la tienda, o la parte de los pagos”. Pero además de todas estas cosas, la joven aseveró que lo más importante es dedicarle tiempo. “Eso va a influir directamente en las ventas. Siempre va a haber muchos altibajos, pero lo importante es mantener la constancia”, cerró.

 

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