Rita Lee: adiós a una mutante que liberó a la sociedad

Irreverente, inclasificable, desfachatada, la genial artista brasileña, “la reina del rock” que descontracturó la sociedad con su música lúdica y lisérgica, murió a los 75 años

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Irreverente, vanguardista y polifacética: así fue la cantautora Rita Lee, una de las artistas más reconocidas de Brasil. “La reina del rock”, dueña de algunos de los éxitos más indelebles de la música brasileña, falleció en su residencia en la ciudad de Sao Paulo a los 75 años, tras una larga lucha contra una dolorosa enfermedad.

Políglota y ganadora de innumerables premios, entre los cuales dos Grammy Latino, Rita Lee poseía un don especial con la música. Además de cantar, tocaba piano, flauta, banjo, armónica, sintetizador y las guitarras clásica y eléctrica. Así es que aunque el rock fue el género base de su carrera profesional, la cantautora también incursionaría a lo largo de sus días en el pop, la bossa nova, la electrónica y el ‘new wave’.

CINCUENTA AÑOS DE MÚSICA

Influenciada tanto por Elvis Presley, Paul Anka, Neil Sedaka, The Beatles y The Rolling Stones, como por Joao Gilberto, Carmen Miranda, Cauby Peixoto, Angela Maria y Tito Madi, artistas que escuchó desde la infancia en el seno de su hogar, Rita Lee Jones de Carvalho nació el 31 de diciembre de 1947 en Sao Paulo con ascendencia estadounidense por parte de su padre e italiana por su madre, soñaba con ser actriz o veterinaria hasta su adolescencia, cuando compuso sus primeras canciones.

Varias de ellas se dieron a conocer con las Teenage Singers, el grupo que conformó con dos amigas cuando tenía apenas 16 años. Luego siguieron otros grupos, como los emblemáticos Os Mutantes y As Cilibrinas do Éden, pero fue con Tutti Frutti (1973-1978), con el que ganó la fama de reina del rock brasileño. En 1975 el grupo lanzó “Fruto Proibido”, disco que contiene los éxitos “Agora só falta você” y “Ovelha Negra”, que entonces vendió más de 200.000 copias.

A partir de 1979 la artista y su esposo comenzaron a trabajar juntos musicalmente y la fase pop de la artista salió a relucir en el disco “Rita Lee”, que incluyó “Manía de você”, “Lança perfume” y “Dança comigo”, temas que le dieron el reconocimiento internacional.

Retirada de los escenarios desde 2013, la que también era reconocida como “la pelirroja de flequillo”, se aisló en su casa donde sagradamente cuidaba la huerta y sus mascotas y sonreía al lado de sus nietos sin dejar de lado su pasión musical. También se dedicó a la literatura y lanzó varios libros, incluso infantiles. En 2016, cuando cumplió 70 años, publicó su autobiografía y dos años después lanzó “FavoRita”, también sobre su vida.

EL FINAL

“La reina del rock brasileño”, apodo que ella consideraba cursi, según contó a la revista Rolling Stones, fue una artista visionaria que estuvo más allá de su tiempo durante sus 50 años de carrera profesional. Y también fue activista, defensora de los derechos fundamentales, especialmente los de la mujer, a quien buscó empoderar en un mundo dominado por hombres.

Acaso, el desparpajo y la conexión con la verdadera esencia de las cosas sin fijarse en el embalaje hayan sido las grandes constantes en la vida de una mujer que, desde su faceta más juguetona, inoculó abundantes dosis de libertad en la sociedad brasileña de fines de los ‘60. Tan influyente ha sido su figura que hasta Caetano Veloso escribió en su célebre tema “Sampa”, la frase “todavía no había para mí Rita Lee”, a modo de resumen de lo que era la San Pablo previa a la explosión rockera de Os Mutantes, el trío con el que la genial artista se dio a conocer públicamente.

La artista brasileña venía sobrellevando un cáncer de pulmón que le fue descubierto en 2021. Se había referido a su muerte en su mencionada autobiografía de 2016, con el humor que la caracterizaba -el mismo que la llevó a bautizar “Jair” a su tumor en obvia alusión a lo que opinaba del entonces presidente Bolsonaro-, aún cuando la enfermedad no se le había declarado.

“Cuando muera, puedo imaginar las palabras de cariño de quien me detesta. Algunas radios pasarán mis canciones sin que les tenga que pagar por hacerlo, los colegas dirán que se me extrañará en el mundo de la música”, arriesgó entonces. “Los fans, esos sinceros, empuñarán las portadas de mis discos y corearán ‘Ovelha negra’, las cadenas de televisión ya deben tener preparado un resumen de mi trayectoria para mostrar en sus noticieros y alguna pequeña nota necrológica habrá de salir en ciertas revistas. Ningún político se atreverá a asistir a mi funeral, ya que nunca he estado en la tarima de ninguno de ellos y me levantaría del ataúd para abuchearlos. Mientras tanto, estaré de alma presente en el cielo tocando mi arpa y cantándole a Dios: ‘Gracias Señor, finalmente sedada’”.

 

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