En la noche de los goles espectaculares, el Pincha ratificó su voraz apetito de gloria

Empezó perdiendo y terminó convenciéndose de que no es descabellado insistir con la idea de alcanzar a River. La hinchada armó una fiesta

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Martín Mendinueta

@firmamendinueta

 

Cada vez más arriba. El fútbol de Estudiantes no para de crecer. En una noche disfrutada a pleno por su gente, el Pincha experimentó que ninguna ilusión le resulta lejana ni demasiado grande como para no sentirla propia. Y allí puede estar la nota distintiva de semejante goleada; en que a partir de ahora deberá considerarse al León como un genuino aspirante al título. Después, el tiempo y las ocho fechas que faltan se encargarán de escribir la parte final de esta película que tan linda se ha puesto para los dirigidos por Eduardo Domínguez.

La noche fue redonda. Y más allá de los dos goles recibidos, la satisfacción generalizada no tuvo manchas. En una producción lucida y muy especial para José Sosa (estaba necesitando una actuación destacada como la de ayer), los jugadores de Estudiantes les ofrendaron la victoria a los hinchas sintiendo que están en un gran momento, y que nadie sabe cómo va a finalizar el campeonato.

Justo antes de un partido bravo y muy importante por la Sudamericana (el próximo miércoles ante Brangantino de Brasil), se advirtió a un equipo convencido de la propuesta que intenta desarrollar y eficaz para llevarla a cabo.

al primer tiempo no le faltó nada y los hinchas terminaron felices

Lo que parecía una circunstancia muy compleja de sobrellevar (la macana que se mandó Godoy y que aprovechó Calderara para establecer el 1 a 0 a favor del huésped), terminó siendo el desafío que sacó a la luz una versión muy seductora del equipo de Eduardo Domínguez.

Manejando siempre la pelota y siendo el propietario absoluto del ritmo de las acciones, Estudiantes fue buscar el empate sólo como un paso previo y obligatorio al triunfo.

Tres golazos. uno más lindo y espectacular que el otro, armaron la crónica de una etapa que será difícil de olvidar.

La tijera de Benjamín Rollheiser, el bombazo del Corcho Rodríguez y la pegada notable de José Sosa armaron un tridente virtuoso que Barracas Central no pudo soportar. No fueron únicamente goles hermosos que brotaron aislados, lo observado representó una paliza contundente del anfitrión hacia un visitante abrumado y confundido por la superioridad de su rival.

Los hinchas se miraban en cada sector del estadio y debatían sobre cuál había sido el gol más lindo. La solidez Pincha (con la excepción de la equivocación que le costó sacar del medio) hizo que las ilusiones grandes no sólo quedaran direccionadas hacia la Copa Sudamericana. El torneo de la Liga Profesional tiene en Estudiantes a un protagonista con argumentos genuinos que lo empujan a soñar.

el ciclo de domínguez no para de recibir contundentes elogios

Los números de esta etapa comandada por el técnico que reemplazó a Abel Balbo no admiten una doble interpretación: son fantásticos.

En un global de 17 encuentros (uniendo torneo argentino y Copa Sudamericana), haber conseguido doce triunfos, cuatro empates y apenas una caída, es merecedor de los más variados elogios.

Firmes decisiones, orden, nueva identidad defensiva y el fino equilibrio para manejar la vida interna del plantel, entregándoles posibilidades a todos, han sido los rasgos principales de un ciclo que los hinchas disfrutan a más no poder.

En un breve lapso Domínguez conquistó la más alta consideración. Con bajo perfil y una lectura acertada sobre las características de los jugadores que tiene a su cargo, el entrenador supo revalorizar a un equipo que tomó totalmente desinflado.

Si bien el segundo tiempo quedó opacado por las tremendas emociones del primero, en ese capítulo el DT mostró su manera de conducir. Apoyado en una amplia ventaja, no expuso a varios hombres clave y, al mismo tiempo, les dio rodaje a otros que no venían jugando. Carrillo, Franco Zapiola, Guasone, Más y Mancuso también se sintieron parte de una celebración valorada por todo el grupo.

Partiendo de un estado anímico muy golpeado, y luego de haber debutado perdiendo en el clásico, todos han sabido superarse. El cambio ha sido notorio, drástico y convincente por donde se lo analice. De estar penando con un estilo de juego difuso, pasó a volverse competitivo y letal, poniendo el acento en incrementar su eficacia defensiva.

En plena disputa de las tres agendas que le toca afrontar, Estudiantes les comunica permanentemente a sus rivales que está dispuesto a todo. Ese único rasgo ya lo hace peligroso.

Godoy cometió un craso error no bien empezó el partido y Barracas halló el tesoro del uno a cero

El golazo de tijera de Rollheiser generó una explosión, pero el del Corcho desató la fiesta de alaridos

 

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