Una tradición y un derecho con pautas precisas

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Además de una tradición y un homenaje, dar nombre a un asteroide u a otro cuerpo del espacio es un derecho que le corresponde a quien lo descubre y que se rige con pautas precisas.

Una vez hecho el hallazgo, y comprobado por su órbita que no se trata de un cuerpo ya descubierto, el autor del descubrimiento propone un nombre a la Unión Astronómica Internacional (IAU), donde un comité de nominaciones estudia la propuesta y la incluye, o no, en el nomenclador consultado por científicos de todo el planeta.

La mitología ha sido tradicionalmente el principal abrevadero de nombres para objetos celestes. Los planetas de nuestro sistema solar conocidos desde la antigüedad (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno) fueron designados como algunos de los mayores dioses romanos en la creencia de que se vinculaban a ellos. Y más tarde, al ser descubiertos Urano, Neptuno y Plutón, se siguió.

Cuando a principios del siglo XIX comenzaron a descubrirse los primeros asteroides, inicialmente se respetó la tradición recurriendo a las divinidades que quedaban vacantes, pero a medida que se sumaban nuevos hallazgos el abrevadero no tardó en agotarse. Fue así que empezaron a aparecer nombres procedentes de otras mitologías, como la egipcia y la germánica.

Con todo, esta solución tampoco duró mucho; lo que no es de extrañar considerando que existen alrededor de 15 mil asteroides catalogados, y otros tantos más por bautizar.

Hoy los nombres que reciben los asteroides ya no siguen tradiciones tan rigurosas. Los hay de todo tipo. Algunos remiten a la geografía terrestre (Madrid, Chile, Ecuador, Arequipa); otros a personajes de libros (Don Quijote, Sherlock Holmes). Existen varios dedicados a escritores (Cervantes, Asimov, Clarke y Heinlein), a figuras del espectáculo (Jodie Foster, Pavarotti) y hasta del cómic (Obelix, Asterix).

Cada cultura homenajea en el cielo a sus propios referentes. Existe un asteroide llamado “Madres de Plaza de Mayo”; otro fue designado como “Evita descamisada”. Incluso hay uno al que le pusieron Rolling Stone.

 

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